miércoles, 22 de junio de 2011

El efecto verde que necesitamos

Deambulando por twitter, gran herramienta si se usa correctamente, me topé con un proyecto denominado Efecto Verde. Interesada por todo lo que puede resultar sustentable investigué al respecto. Resulta que este proyecto se incentivó por un grupo de urbanistas (trabajando conjuntamente con otras disciplinas) bajo el objetivo de restaurar a la capital de nuestro país, entre otras ciudades, en una especie de rescate urbano. Este planteamiento obviamente me mantuvo interesada. La base de este plan son las azoteas verdes. Sabiendo como arquitecta que los llamados techos verdes son generalmente costosos, estructuralmente complicados (por ser muy pesados) y sólo una de muchísimas iniciativas necesarias para aumentar la sustentabilidad de un poblado o ciudad, comencé a mostrarme escéptica. Y bueno, la realidad de las cosas es que Efecto Verde no es solamente una iniciativa para mejorar nuestro entorno, sino también una especie de negocio. Así pasé por algunos minutos de investigación de la emoción a la duda y de regreso.

Poner la esperanza de una ciudad limpia, saludable y revitalizada en un solo proyecto es un poco utópico. Sin embargo, analizando a fondo, Efecto Verde sí puede prometer convertirse en uno de los muchos proyectos, negocios o profesiones que con su responsabilidad hacia el medio ambiente transformen nuestra realidad con una legítima y positiva actividad económica. Aunque a primera vista me pareció un poco simplista el pensar en llenar las azoteas y terrazas del Distrito Federal con algún tipo de vegetación para mejorar nuestra calidad de aire y de vida, la propuesta de Efecto Verde me demostró ser más multifacética de lo que en inicio pensé. Todo empieza con el importantísimo esfuerzo que representa la separación y reciclaje de basura en una entidad como la Ciudad de México, costumbre que es imperante que adquiramos todos los que vivimos aquí. De este modo, Efecto Verde se compromete a recolectar plásticos para la fabricación sustentable de macetas, así como desechos orgánicos y agua pluvial o tratada para la cosecha de futuros fragmentos modulares de techos verdes. Hasta el momento, muy interesante; no cabe duda de que uno de nuestros mayores dilemas se encuentra en nuestra enorme producción de basura y el uso poco productivo que a ella le damos, lo cual al cambiar vendrá como recompensa para futuras generaciones.

Otra de las importantes ideas de Efecto Verde es la reproducción de plantas que requieran poco mantenimiento. A esto debe sumársele el que sean locales para su mayor sustentabilidad. Esto comprobaría el genuino interés de formar parte de un ciclo saludable y verde, ya que la pretensión de utilizar plantas exóticas, que tengan que transportarse de lugares remotos o que requieran grandes cantidades de agua tampoco sería positivo. Aquí nos damos cuenta que entre más simple mejor; accesible para una gran parte de la población (se prometen productos de muy bajo precio), sin mucha complejidad para mantener, y hasta con sistema de captación de agua pluvial. Y si esta idea se presenta como viable o sencilla para una buena parte de la población, resulta obvio señalar que un sector que podría de manera importante adquirir este compromiso verde sería aquella que tiene el número más importante de recursos: la iniciativa privada, aun sin los incentivos fiscales que Efecto Verde plantea brindar para hacer su propuesta más atractiva. Las grandes corporaciones podrían pensarlo como una inversión para mejorar sus instalaciones y proveer espacio verde y semi-público para sus trabajadores, su bienestar y, por ende, su mejor desempeño. Y qué decir de la buena publicidad que daría el demostrar cierta responsabilidad ambiental que fuera ejemplo a replicar en otros rincones de la república.

Así se han congregado o aliado a Efecto Verde varias universidades, organizaciones civiles e incluso entes públicos y privados para ser parte de la mejora ambiental de una ciudad como la capital de nuestro país. No cabe duda, que de obtener suficiente popularidad, Efecto Verde podrá contribuir con la mejora de nuestra calidad de aire, la mejora de nuestra calidad de vida al proveer de más espacio verde (y esperemos que también público), al promover el reciclaje de agua pluvial y tratada, etcétera. Sin poner todas nuestras esperanzas en una sola propuesta, da gusto que este tipo de iniciativas nazcan en México, aunque sabemos que su éxito o fracaso dependerá mucho de nosotros mismos y el interés que le demos a proyectos como este.

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