jueves, 20 de enero de 2011

Un gran proyecto sin cauce

Una de las ciudades más grandes y sobrepobladas del mundo, desde hace siglos y la fundación de Tenochtitlán, ha sido responsable del desvanecimiento de un lago que en su origen abarcaba más de un billón y medio de metros cuadrados. Obviamente con la conquista y el pasar de los años, el gran Lago de Texcoco fue reduciéndose hasta prácticamente desaparecer a finales de los sesenta, causando con ello graves e importantes problemas ambientales y de salud pública. Sin embargo, y desde entonces, se creó una reserva territorial para proteger un recurso urbano no renovable y un espacio de 145 millones de metros cuadrados, parte del antiguo vaso del lago, y representante del once por ciento de la zona metropolitana del Valle de México. Hoy se plantea un proyecto que redima y ejemplifique a la Ciudad de México como una mega ciudad con un futuro viable; un proyecto que incorpore la infraestructura humana con la cultura y naturaleza local: el Parque Ecológico Lago de Texcoco.

Se especula que dentro de cuarenta años existan alrededor del mundo al menos treinta ciudades con más de diez millones de habitantes, y sólo un diez por ciento de ellas en el denominado primer mundo. Esto nos obliga en México a crear una conciencia hacia temas como el cuidado y tratamiento del agua y el control del cambio climático que demuestre un cambio de dirección en nuestra relación con el planeta, y con ello, nuestra vanguardia en renovación ambiental. Por tanto, se proyecta un parque veintidós veces más grande que el Bosque de Chapultepec que revitalice un área urbana con fuertes carencias y afecte de manera positiva la vida de la gente que vive alrededor de esta zona. En síntesis, se pretende con este proyecto proveer de un ejemplo de clase mundial de diseño urbano sustentable, equitativo, incluyente, responsable y viable para el futuro.

Desde los setenta, se ha reforestado y creado lagos en esta zona; con este rescate hidro-ecológico se ha intentado revertir decisiones negativas del pasado que provocaron el vaciado del lago. En el presente, Iñaki Echeverría, despacho enfocado en temas de urbanismo, paisajismo y arquitectura, presentó el año pasado un ambicioso megaproyecto que promueve la posibilidad de reconciliar a la ciudad con su geografía. Algunos de los planteamientos de este proyecto son el incorporar ciclos hidrológicos como parte del funcionamiento de la zona metropolitana, eliminar el peligro de inundaciones para la población humana y ayudar al restablecimiento del ecosistema nativo. En paralelo a estas acciones, se ambiciona crear jardines comunitarios, zonas deportivas y eco-recreativas, museos, centros de aprendizaje y pabellones de energías alternativas y campos de energía solar y eólica.

Es evidente que dicho proyecto es positivo y atractivo. Sin embargo, desde el 2008 se planteó la posibilidad, por parte de Conagua, de crear este parque ecológico y rescatar un plan aún más antiguo que a través de los años ni gobiernos municipales ni estatales del Estado de México o Federales han tenido el interés de concretar; propósito que defendería la sustentabilidad del Valle de México. Es por una parte alentador ver un anteproyecto armado que aliviaría problemas tan importantes en esta zona metropolitana. No obstante, una vez más se vislumbra nulo genuino interés por proyectos vanguardistas y fructíferos más que proselitistas o lucrativos para los bolsillos de unos cuantos. Desafortunadamente, en tiempos electoreros y de incertidumbre en cuanto a continuación partidista, tanto a nivel local como nacional, se presenta poco probable arrancar un proyecto que conllevará años y con el cual gobiernos no afines podrían llevarse la gloria de su final cumplimiento.

La energía del futuro

Posiblemente una de las noticias más alentadoras de los últimos días, es la potencial creación del Instituto de Energía Eólica en Zacatecas. Hoy en día, la energía eólica es la menos costosa de las energías limpias, verdes o sustentables y su enérgico impulso ahorraría cuantiosos recursos no renovables como el petróleo y otros activos contaminantes y combustibles fósiles como lo son el carbón y el gas natural que aportan cantidades preocupantes de emisiones de gases de efecto invernadero. El planteamiento es que el gobierno zacatecano será asesorado por empresas españolas, siendo España líder y productor número dos de esta energía sustentable, solamente después de Alemania y seguido por Dinamarca. El ya desde hace tiempo conocido potencial que tiene Zacatecas por sus condiciones climáticas para la explotación de la energía eólica nos encamina, afortunadamente, a la creación de una nueva cultura social encaminada hacia el uso responsable de nuestros recursos naturales.

Similares iniciativas se plantearon en los estados de Oaxaca y Baja California con diferentes niveles de éxito debido al desplazamiento y despojo de tierras a indígenas, particularmente en La Ventosa, Oaxaca. Estas comunidades llevan siglos sufriendo por proyectos carreteros, mineros, presas, etcétera. En el megaproyecto eólico transnacional de La Ventosa el rechazo se hizo latente al plantearse el arrendamiento por sesenta años a 150 pesos por hectárea por año sin una propuesta integral que promoviera el desarrollo comunitario sino más bien el servicio y negocio de abastecimiento de energía a zonas alejadas de Oaxaca. Este tipo de comportamiento no extraña de gobiernos como el que fue de Ulises Ruiz, aunque es cierto que dicho desplazamiento de personas no se compara con proyectos hidroeléctricos o las inundaciones que estos frecuentemente conllevan. Sin embargo, más allá de consideraciones técnicas para la creación de estos centros eólicos, como puede ser el peligro en área de huracanes, debe romperse con el modelo neocolonial de producción en el que las multinacionales “negocian” injustamente con los indígenas sus tierras y recursos sin hacerlos participes de estos proyectos.

El capital internacional debe conectarse con proyectos estratégicos y sustentables que se alíen como socios con poblaciones indígenas o locales y que provean de recursos económicos e impulsen el desarrollo en dichas comunidades. Finalmente, cada vez se reconoce más que las energías alternativas son el futuro de los mercados globales y no puede permitirse, una vez más, que en México y Latinoamérica, una de las regiones ideales para producir energía limpia, se utilicen recursos naturales de dichas naciones y pueblos para el beneficio extranjero. Con estos ideales en mente se evitará el conflicto, la invasión y explotación, lo cual resultará en responsabilidad social y desarrollo local. Para tal propósito, se necesita encontrar a inversionistas que no busquen el mayor número de ganancias a corto plazo, particularmente en proyectos como éste ya que los costos de construcción para la producción de energía eólica son elevados comparados con otras fuentes de energía pero los costos de explotación son casi nulos.

Por tanto, el gobierno zacatecano debe regular la participación de la iniciativa privada en la generación de energías alternativas en nuestra entidad con la futura creación del instituto mencionado. La presente administración debe valorar las dimensiones sociales, ambientales y económicas de impulsar un desarrollo sustentable, justo y equitativo para esta y futuras generaciones. Estimular la economía es una gran prioridad en estos momentos pero el modelo económico que formemos debe ser sostenible para el planeta y nuestro futuro en él con una economía local y global verde que no puede verse ya como elección sino como necesidad viable para reactivar economías y generar empleos. Las energías renovables, encabezadas por la eólica, representan el doce por ciento de la producción total de electricidad, duplicándose así en los últimos diez años. Más allá de admirar a países primermundistas, debemos mirar hacia países emergentes como India, China e incluso Brasil que comienzan a ser líderes en este tipo de energías. Esperemos que no sólo como país, sino ahora como estado, podamos sobresalir en este respecto.

lunes, 17 de enero de 2011

Hacia un Zacatecas moderno y productivo

Continuando con el estudio del Plan Estatal de Desarrollo para el presente sexenio, y tocando los puntos de productividad, competitividad, innovación y tecnología, existen varios temas referentes, directa o indirectamente, a la disciplina de la arquitectura y el urbanismo que hoy en día resulta imperante recalcar. Tal es el caso del uso y desarrollo de energías alternativas, el fomento de un desarrollo sustentable en nuestras actividades económicas (i.e. la minería), el impulso a la ciencia, la gestión sustentable del agua, el fomento de una sociedad y economía del conocimiento y el afianzamiento de la infraestructura del estado. Todo lo anterior es parte vital a considerar para mejorar considerablemente la calidad de vida y el entorno de los zacatecanos.

Instancias como la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional o de Obras Públicas son esenciales para la modernización y el progreso de una región. Por tanto, el hecho de que estas secciones de nuestros gobiernos comúnmente sirvan sólo para fines políticos o que se paralicen a causa de falta de acuerdos entre gobiernos municipales y estatales de distinta afiliación política ha dañado a Zacatecas enormemente. La deficiente administración de obras de infraestructura básica como lo son la edificación, mantenimiento, rehabilitación, modernización y operación de autopistas, puentes y libramientos, así como la incompleta infraestructura de transporte interurbano y telecomunicaciones, entre otros aspectos, deben ser replanteados y modificados para lograr el perfeccionamiento de infraestructura productiva y competitiva que ayude a combatir la pobreza urbana y rural tanto económica como social de nuestro estado y país.

Los frentes a cubrir son muchos: rescate y reproducción de espacios públicos, regularización de asentamientos urbanos irregulares de familias en condiciones de pobreza patrimonial, rehabilitación de caminos rurales, mantenimiento de centros históricos en diversos municipios que ayude a fortalecer al sector turístico, políticas sustentables como la separación de basura, promover una cultura del cuidado del agua (vital en una zona semidesértica como la nuestra), apoyar a Pymes enfocadas en el área tecnológica, etcétera. Por el momento enfoquémonos en dos de estos aspectos: desechos urbanos y transporte público.

En este inicio del 2011, varios gobiernos locales, como lo son el de Zacatecas, Guadalupe, Morelos y Vetagrande, se encuentran con la problemática de basureros municipales a capacidad máxima o agotada y por esto dictan la necesidad de rellenos sanitarios. Es importante recalcar que bajo estos proyectos se debe salvaguardar de manera absoluta la seguridad y salud pública, así como al medio ambiente, confinando los desechos en un área lo más reducida posible. Para hacer tal propósito viable existen varios esfuerzos necesarios que no han comenzado siquiera a plantearse. La separación básica de particulares e instancias públicas o comerciales en basura orgánica e inorgánica es una iniciativa que debería haberse convertido en ley ya hace mucho tiempo. Mediante esta decisión entonces podrían aprovecharse los desechos orgánicos producidos por nuestro estado como abono o hasta energía eléctrica, aunque esto requiriera un esfuerzo mayor de inversión en ciencia y tecnología por parte de nuestro gobierno, que impulsara a nuestras casas de estudio a involucrarse en estos temas innovadores y necesarios para nuestro desarrollo. Volviendo al tema de los rellenos sanitarios, lo ideal sería que los zacatecanos fuéramos acostumbrados y obligados a realizar una separación aún más minuciosa de nuestros desperdicios en plásticos, cartón y vidrio, con lo cual se podría impulsar el reciclaje y un proyecto de relleno sanitario realmente ordenado y exitoso.

Otro tema primordial en la capital del estado y zona conurbana es el transporte público. No puede esperarse a que las problemáticas de tráfico y contaminación lleguen a niveles intratables. Comienzan a verse iniciativas en este respecto, pero su suficiencia y estrategia continúan siendo cuestionables. Se está decidiendo la definición de un carril y la reubicación de paradas de camiones en el Boulevard López Mateos debido al caos en circulación que se presenta en el mismo. Replantear la importancia del transporte público en la capital del estado es un buen comienzo y una costumbre que debe urgentemente extenderse entre los zacatecanos. Sin embargo, para que esto suceda debe existir un sistema de transporte moderno, atractivo, confortable, eficiente y sustentable. De este modo, los usuarios tendrán la responsabilidad de darle el mejor uso. En este respecto, el proyecto más interesante se está dando desde el gobierno de Guadalupe con el anteproyecto del Metrobús, el cual propone recorrer el tramo de Santa Mónica a Cieneguillas. Este planteamiento deberá beneficiarse de un análisis cuidadoso, el cual inevitablemente conllevará varias modificaciones. Será importante, por ejemplo y entre muchas otras cosas, que se sepa distanciar entre el transporte urbano y el rural y las distintas necesidades y propósitos de cada uno.

La correcta implementación de algunas de las políticas públicas comentadas indudablemente encenderá el motor que habilitará el desarrollo económico y social de nuestra entidad. El proveer de servicios públicos e infraestructura urbana eficiente y sustentable no puede más que beneficiar a Zacatecas y a sus habitantes, así como mejorar su nivel de vida. Esperamos entonces el debate y estudio minucioso de éstas y otros planes que logren un Zacatecas verdaderamente moderno y productivo.

jueves, 6 de enero de 2011

Tarea imposible

Es evidente que el fin del año 2010 y el inicio del 2011 está siendo una época de discordia en la Ciudad de México debido a diversos proyectos y obras públicas en desarrollo. Los dos casos más notables son sin duda la Supervía Poniente y las obras de la línea tres del Metrobús. Resulta difícil catalogarlos como designios positivos o negativos, ya que existen argumentos sólidos en corrientes a favor y en contra de ambos casos. La realidad es que los conflictos relacionados con el transporte y la comunicación vial en la capital de la república y su zona conurbana son muchos y muy complejos y han llegado al punto de representar un problema sin solución absoluta. El Distrito Federal tiene muchos más habitantes y vicios de los que saludablemente debiera soportar, lo cual ha orillado en este punto a su gobierno, generalmente sensible hacia las demandas de su población, a descalificar e ignorar los argumentos en contra de lo que ellos consideran genuina, y hay que aceptarlo, políticamente necesario.

Por un lado tenemos un proyecto que conectaría el Periférico Sur con Santa Fe, cobrando cuota a sus usuarios y solventando la costumbre, de la mayoría de la gente que habita, estudia y trabaja en esta zona, de rechazo al transporte público y fomento al uso de automóviles privados. Reconociendo que el problema de tráfico que se da en avenidas como Constituyentes y Reforma que conectan el centro de la Ciudad de México con Santa Fe es gravísimo, es entendible que habitantes de zonas como La Malinche, que se verán afectados por dicha obra sin ser los principales beneficiados de ella, se encuentren reacios a aceptar las expropiaciones realizadas por el gobierno capitalino y la construcción de esta Supervía Poniente. Tiene que reconocerse que Santa Fe es una zona altamente elitista, incubadora de colegios y universidades privadas, así como zonas residenciales y centros comerciales que no le permiten la entrada a cualquiera, a menos que sea para servicios como los que proporcionan trabajadores de limpieza y choferes, por ejemplo, gente para la cual el transporte público que los lleva a sus oficios resulta a todas luces escaso e ineficiente. Más aun, esta zona de la ciudad, que gusta de llamarse moderna y vanguardista, debiera entender que lo innovador y congruente en una ciudad como ésta es el uso y la promoción de un transporte público eficiente y limpio que aminore las problemáticas de tráfico y contaminación, más que seguirla llenándola de arterías que podrán ser útiles a primera vista, pero letales a largo plazo.

Bajo esta premisa de vislumbrar al transporte público como el futuro y posible o parcial salvación (con ayuda de muchas otras acciones) de esta ciudad, resulta más difícil encontrar argumentos en contra de la construcción de la línea tres del Metrobús. Desde lejos es fácil vislumbrar esta nueva ruta de transporte público como parte de un motor que promueve el desarrollo saludable de la capital del país y la movilidad más eficiente de millones de capitalinos. Reconociendo la cantidad de trabajo que brinda la industria del taxi en el D.F., argumentos o miedos de choferes que perderán pasajes de cuarenta pesos con la llegada del Metrobús a ciertas zonas no es suficiente para frenar un proyecto que beneficia comunicando y conectando a la población de una manera más barata y limpia. Sin embargo, es innegable que esta obra no puede dejar de considerar a las poblaciones afectadas por su construcción y los daños ambientales que ésta podría causar. Sería inaceptable pensar que dichas obras se están haciendo sin un estudio cuidadoso que ayude a plantear una estrategia que beneficie a muchos y afecte a muy pocos o a ninguno, y debe reconocerse que éste no es siempre el caso cuando se trata de proselitismo político cerca de fechas electorales importantes.

Es inevitable que en una ciudad con el número de habitantes que tiene la capital de nuestra república no domine la molestia de los habitantes que resultan afectados en sus actividades diarias con la construcción de obras públicas. Como comentamos, las problemáticas son inmensamente complejas. Por un lado, la ciudad se ha ido extendiendo a lugares lejanos y recónditos por falta de espacio, por la tendencia a la sub-urbanización de la clase media y media alta, y por falta de recursos económicos de la clase trabajadora para establecer una vivienda formal en el centro de la ciudad. Esto causa que los viajes diarios del hogar al trabajo se amplifiquen en distancia y tiempo a magnitudes ridículas y poco saludables en medios de transporte no siempre adecuados o suficientes. El aglutinamiento de gente en la capital es a todas luces insostenible, pero la falta de oportunidades en provincia y la concentración de instancias gubernamentales, comercio e industria en el D.F. no dejan otra opción para millones de mexicanos. Esto indica que ahí está la respuesta, descentralización urgente, incentivos fuera de la capital y restricciones para establecerse en ella. Esto obviamente requeriría un esfuerzo colosal por parte del gobierno federal, capitalino y de los estados; desafortunadamente, la discordia política nos hace pensar que este trabajo en equipo sería una tarea imposible.

miércoles, 5 de enero de 2011

Inseguridad y Estancamiento

Se pretende en este espacio abrir un diálogo en la Ciudad y Estado de Zacatecas que suscite el análisis y debate inclusivo y democrático a nivel social y urbano con el cual se pueda promover y exigir un desarrollo saludable en nuestras zonas urbanas y rurales. Con tal propósito y con el comienzo de un nuevo año y gobierno, parece ideal revisar algunas de las propuestas públicas planteadas para este 2011 y para este sexenio. Por parte de la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional, se lanzó en noviembre del año pasado una iniciativa o convocatoria abierta para formular el Plan de Desarrollo 2011-2016, el cual debe enfocarse en cinco temas centrales: seguridad; democracia; producción y competitividad; innovación y tecnología; y justicia. El análisis de lo necesario para triunfar en el desarrollo de cada uno de estos ejes, así como los faltantes de dicha propuesta debe ser minucioso y extenso; por tanto, se muestra trascendental en estos momentos de nuestra historia el realizar este estudio para la positiva influencia y correcta implementación de futuras políticas públicas en nuestra capital y estado.

La seguridad es un tema central en nuestro país hoy en día; la falta de seguridad pública en las entidades de nuestro estado ha alterado de manera importante el desarrollo de Zacatecas, ya de por si deficiente, así como la vida y realidad diaria de sus ciudadanos. La pobreza extrema que afecta hoy en día a casi la mitad de los zacatecanos y la falta de oportunidades han dejado sin alternativa a miles de jóvenes que no encuentran otra salida que unirse a las filas del crimen organizado, donde sí hay trabajo, acrecentando así su fuerza titánica y sin precedentes. No puede entonces más que reconocerse que gran parte de este estallido social se debe a la falta de justicia social que hemos sufrido por décadas. Si a este hecho se le suma la evidente y penosa corrupción policiaca y oficial, nuestro panorama a futuro se anuncia poco prometedor.

Ejemplos cercanos y recientes sobran, llámese policías involucrados en levantones, asesinatos, o colusiones con el crimen organizado; cómo olvidar a los cazadores levantados y ejecutados en nuestro estado el mes pasado. Las extorsiones policiacas y los narco-retenes son otras realidades que han existido ya desde hace años. En el pasado las carreteras, vías esenciales para el comercio, la comunicación y el desarrollo de una región, eran invadidas por policías federales en épocas vacacionales en la búsqueda de mordidas a turistas nacionales y extranjeros. Hoy, tanto las autopistas como las carreteras federales se muestran desoladas y libres para que el crimen organizado las ocupe a su antojo, creando así una psicosis generalizada que nos impide transitarlas, tanto a los ciudadanos, como a los visitantes y comerciantes. Y qué decir de las decenas de negocios en diferentes puntos de nuestro estado que han tenido que cerrar o han quebrado debido a los narco-impuestos sin que las autoridades estatales hagan nada al respecto.

Mientras tanto, actividades como el turismo que inundaba nuestra región en las temporadas apenas pasadas se redujo hasta casi desplomarse. La belleza y calidez de nuestro estado fue desperdiciada ya que muchos connacionales que viven dentro y fuera del territorio nacional decidieron no visitar sus tierras por miedo a la inseguridad, desapareciendo así la derrama económica anual que se vacía debido a estas visitas que tanto necesita el estado como parte de su actividad y desarrollo.

Reconociendo que estas problemáticas requieren de reformas profundas y federales, qué es lo que debe hacerse a nivel local y estatal. Empleo y educación son dos temas centrales a tratar, aunque parezcan paralelos o indirectos al tema de inseguridad. Una sociedad preparada e instruida podrá con mayor éxito aprovechar y crear oportunidades en su entorno, lo cual a su vez podrá propiciar inversión y crear empleos permanentes que gocen de un mejor salario. Por tanto, el presupuesto dirigido a temas como educación y seguridad social así como al combate frontal a la pobreza y la marginación darán cabida a un desarrollo estatal más saludable, con menos problemática social y por ende más seguro.

Aunado a esto, existen decenas de demandas poblacionales a atender. En esta rendición de cuentas se tendrá que poner especial ímpetu en temas como la lucha contra la corrupción, el respeto pleno a los Derechos Humanos y la transparencia. Bajo estos principios, la garantía de la seguridad pública, la procuración e impartición de justicia, la contención de la actividad delincuencial y la prevención del delito serán indudablemente más fáciles de lograr. Se necesitará, por supuesto, implementar una estricta selección de personal para las corporaciones policiacas y reformas que fortalezcan el estado de derecho. Pero por sobre de todo, se necesitará también la participación activa de la sociedad civil para lograr la creación y reestructuración de un estado más seguro. Aquí se presentan solamente ideas elementales que deberán enriquecerse y completarse con la opinión y la colaboración de todos los zacatecanos; la indiferencia ciudadana y el relegar éstos diálogos y análisis únicamente a nuestras autoridades ya no tiene cabida en nuestro mundo moderno.