martes, 29 de marzo de 2011

En sentido contrario a la sustentabilidad y el desarrollo

La mayoría de los zacatecanos sabemos varias penosas realidades del proyecto denominado Ciudad Gobierno. Que constituye una obra millonaria y costosísima al bolsillo de los habitantes de esta entidad, que ha retrasado su ocupación total por falta de presupuesto para equiparla, que ha implicado un endeudamiento colosal, que se han encontrado ya varias fallas de diseño y construcción, que es un monumento al derroche proveniente de un gobierno que duplicó su aparato burocrático en su sexenio, que propició una serie de negociaciones turbias en su desarrollo… y la lista sigue. Por otro lado, es muchas veces presumido su proyecto madre, Ciudad Argentum, como seductor de inversiones privadas y detonador de desarrollo económico y urbano. Sin embargo, ambos son más un concepto que una realidad; no por ver edificios construidos se puede asumir que el proyecto de Ciudad Gobierno esté finalizado, ni por escuchar que Ciudad Argentum es un proyecto sustentable y positivo podemos asegurar que así será.

Ambos proyectos están fundados en el concepto de las ciudades satélites; ejemplos similares, al menos en concepción, son Angelópolis en Puebla y Santa Fe en la Ciudad de México. Dichos proyectos afirman estar fundados en el interés de generar empleos, acrecentar el desarrollo comercial, atraer inversiones, dar ordenamiento a las ciudades en donde se desarrollan, etcétera. No obstante, tales desarrollos resultan más bien en la creación de zonas de exclusión, espacios privados y controlados, centrados en el uso del automóvil, y en donde la gente que provee servicios, como el de limpieza, o enfermos visitando el sector salud, se enfrentan con dificultades enormes para transportarse de sus hogares a sus empleos o destinos.

Por tanto, en temas de sustentabilidad, tanto Ciudad Gobierno, como su más grande extensión, de Ciudad Argentum, fallan en varios aspectos. La Ciudad de Plata, por significar argentum plata en latín, afirma ser un proyecto sustentable que incluirá áreas verdes y usos mixtos. En inicio este planteamiento resulta positivo. Sin embargo, es ya claro que sustentable, al menos así como está planteado, no será. El proyectar un campo de golf privado en una zona semidesértica no califica ni como área verde, mucho menos sustentable y obviamente tampoco como área pública que sería lo ideal y necesario en nuestra capital. En Ciudad Gobierno se proyectó la creación de cuatro plazas: La Quemada, Santa Mónica, Altavista y Zacatecana. Algunas de ellas podrán existir en teoría, por ser espacios abiertos con alguna escultura o arbusto que dará sombra en algunas decenas de años. Sin embargo, las imágenes de diseño que planteaban la congregación de personas en ellas son claramente un engaño que no se concretará, ya que el miope diseño arquitectónico no supo de manera simple generar espacios confortables para que trabajadores, visitantes, enfermos, etcétera, los pudieran utilizar.

Por otro lado, como habíamos brevemente mencionado, otro factor de terrible falta de sustentabilidad, es que estos desarrollos tengan una visión centrada en el automóvil y no en el peatón. Vasta recalcar que en Ciudad Gobierno no existen ni las banquetas. Caminar de uno de los pocos edificios que funcionan a otro es toda una odisea, como cruzar un desierto, ni una sola sombra. Habría que imaginar los trayectos de las personas que llegan en rutas y sin automóvil. Es de recalcar que el uso de tecnologías verdes en la construcción de edificios no es suficiente para llamarse sustentable. El diseño arquitectónico y urbano simple y económico, es muchas veces más fructífero que un techo verde o unos paneles solares (que son costosos y deben usarse como complemento a un diseño responsable).

El fundamento de atraer usos mixtos en Ciudad Argentum (comercial, habitacional, corporativo, laboral, gubernamental, educativo, recreativo) es bueno. Sin embargo, a tiempo de concretarse, resulta insuficiente cuando se debilita con una planeación urbana que plantea extenderse sin estrategia o razón, sin un sistema adecuado de transporte público, sin la creación de espacios públicos e incluyentes, etcétera. Como adición, el proyecto presentado en Zacatecas utiliza el argumento de que con esta ciudad satélite se lograrán conservar los inmuebles históricos del centro sin afectarlos o modificarlos al ser adecuados a las necesidades presentes de instancias gubernamentales, entidades comerciales, espacios recreacionales y residencias, y así preservar el Centro Histórico Zacatecano como un ente únicamente turístico. Tal argumento ya es de inicio problemático, porque promueve una posible degradación y abandono de este recinto colonial en lugar de su revitalizamiento, de nuevo, con un enfoque peatonal y denso que sea disfrutable y dinámico.

Se pretende proveer de “infraestructura e instalaciones que permitan las actividades propias del ejercicio gubernamental”. Sin embargo, en el afán de modernizarnos visualmente estamos olvidando diálogos actuales e importantes en temas de urbanismo, desarrollo y sustentabilidad, que aunque no vislumbremos todavía los males que enfrentan ciudades más grandes, como el Distrito Federal, son esenciales para el progreso de nuestra Ciudad. Promotores de los proyectos mencionados nombran a Zacatecas como un lugar en “el que se vive en las calles que se desbordan gracias al genio de su cantera y el inagotable talento de pintores, escultores y poetas.” Frase ciertísima, pero completamente contradictoria a los mismos planteamientos. Pintores, escultores y poetas, los genios de nuestro estado, como del mundo, son precisamente los que viven de caminar en las calles, disfrutar su cultura, aprovechar su vitalidad económica y callejera. Por esto resulta imposible vislumbrar a Zacatecas como una ciudad de automóviles, fría y lejana a las necesidades del ciudadano promedio… Es un error pensar que nuestros procesos serán más agiles en los prototipos antes mencionados, les falta planeación, les falta cultura, les falta identidad, les falta realidad.

Más caro, ni el agua

Falta de inversión en infraestructura, ineficiente política y gestión pública, crisis de gobernanza, abuso del sector industrial, cultura ciudadana inadecuada, desperdicio, sobreutilización, injusticia social, desequilibrio entre disponibilidad y demanda, escasez, problemática ambiental, urbanización… Causas todas de que el abastecimiento de agua se convierta en un tema central de seguridad nacional y mundial. De nada sirve cargarle sólo al sector privado o a instancias gubernamentales o al ciudadano promedio, con toda la culpa de la crisis que enfrentamos hoy en México; aun cuando quizá se podrían cuantificar los daños y encontrar a un culpable cardinal. No obstante, los esfuerzos deben ser múltiples y diversos, así como propositivos e innovadores, para incrementar la eficiencia y sustentabilidad en el manejo de un recurso tan esencial e insustituible como el agua.

Paradójicamente, los sectores más vulnerables de nuestra sociedad son los que generalmente pagan más caro por varios bienes, servicios y recursos; el agua es por supuesto uno de ellos. El amplio sector de nuestra sociedad que vive en pobreza, se ve frecuentemente forzado a obtener el agua de vendedores informales y a precios hasta cien por ciento más altos que lo que se cobra por el servicio del agua a nivel municipal. Como puede verse, vivimos en un país inundado de pobreza, injusticia y privación, y esta realidad consiente el exacerbo de una crisis extensa en nuestra nación. Desafortunadamente, algunas de nuestras áreas rurales llegan a ser comparables con algunas de las zonas más empobrecidas del mundo, como el África negra o subsahariana, áreas donde se aprende o valora desde muy temprana edad el valor del agua limpia o potable y donde el obtenerla para sobrevivir significa un arduo esfuerzo y un privilegio muchas veces no obtenido. Obviamente, cuando este recurso vital no se consigue, toda dignidad humana se pierde y la miseria se vuelve inescapable.

Setenta y cinco millones de mexicanos sufren escasez de agua en un país colmado de recursos. Aparte de promover la pobreza y desigualdad bajo esta condición, se afecta la generación de empleos, la economía, los problemas ambientales, la salud humana, etcétera... hasta el punto que nos enfrentamos con la posibilidad de un colapso nacional en unos cuantos años. Esto en buena parte se debe a nuestro aparato gubernamental que promueve frecuentemente medidas ineficaces frente a tales problemáticas, disminuye los presupuestos de proyectos hídricos y sanitarios, permite la sobreexplotación de mantos acuíferos, muestra un bajo nivel de aprovechamiento en nuestros sistemas de agua (sin escurrimientos y evaporación en sistemas de riego, por ejemplo, el campo mexicano podría producir el doble de alimentos de lo que produce actualmente)… y la lista sigue. La realidad es que nuestro gobierno falla cuando se trata de adoptar tecnologías eficientes para el tratado del agua, o de invertir en infraestructura apta para sostener los ritmos de urbanización que han experimentado nuestras ciudades en las últimas décadas.

Falla tristemente en muchos rubros más, así como nos falta visión también a los habitantes de este país para reconocer la evidencia de que nuestros recursos acuíferos seguramente se verán afectados no sólo por nuestros patrones de consumo y descuidos (los cuales han disminuido la disponibilidad per cápita del agua a un quinto comparado con hace cincuenta años), sino también por el cambio climático. Empezamos ya a ver afectaciones cuantitativas y cualitativas en nuestro vital líquido, así como en el impacto de inundaciones, sequías y demás eventos que se muestran con más frecuencia y fortaleza en México y en el mundo. Es aquí cuando es trascendental que la población mexicana tome conciencia acerca de sus patrones de consumo y costumbres de desperdicio, no sólo en cuanto a agua se refiere, sino muchos otros recursos naturales.

Finalmente, pero no por ello menos significativo, pocos mexicanos reconocen la gravedad y el papel, como de costumbre maquiavélico, que juega la iniciativa privada en la crisis del agua en nuestro país. Por un lado es cierto que la falta de potabilización y rigor con que se provee de agua en nuestro país nos orilla a la desconfianza y a la compra de líquidos envasados. Es entonces cuando un derecho universal se convierte en uno de los negocios más lucrativos del planeta. La industria del agua embotellada paga alrededor de 0.002 pesos por litro de agua en México, ¡y a su vez nos la vende a seis pesos! Que cada quien haga las cuentas en su cabeza para calcular la ganancia (así como la contaminación generada con los trillones de botellas de PET). Tales cantidades irrisorias les son cobradas por supuesto también a colosales consorcios como la Coca-Cola, Pepsicola, cerveceras y demás industrias que con más ardor que cualquier vampiro le sorben la vida a cualquier tierra que se les ponga enfrente.

Celebramos el día internacional del agua, como hace poco el de la mujer, o el de los pueblos indígenas, la niñez, la madre tierra, el migrante, los derechos humanos, etcétera, esperemos que para analizar y remediar las grandes injusticias que se cometen alrededor de sus nombres y existencias. No es suficiente promover campañas que concienticen al público acerca del uso del agua, ni que se hable de los millones de personas sin acceso a agua potable, o nombrar los efectos de la urbanización, industrialización o cambio climático en nuestros sistemas de agua… nada será suficiente hasta que el agua potable sea un derecho del que goce toda la humanidad.

Sorteando el apocalipsis

Nos conmociona al mundo entero el sufrimiento que se está viviendo tras el terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter en Japón. El ser una de las naciones más poderosas y mejor estructuradas del mundo en todos los sentidos no fue suficiente para evitar el daño que la fuerza enfurecida de la naturaleza ejerció el viernes 11 de marzo en el territorio del país asiático. En los días posteriores a dicho desastre natural, escuchamos a instancias como la Organización Mundial de la Salud asegurar que la crisis nuclear desencadenada después del terremoto y tsunami en Japón estaría bajo control, y sus consecuencias no presentarían ningún peligro para los habitantes de Fukushima y sus alrededores, donde se encuentran reactores nucleares que han presentado fallas. Desafortunadamente, a pesar de los intentos desesperados por enfriar con enormes cantidades de agua (ya que los sistemas de refrigeración no funcionan) dichos reactores nucleares y evitar una fuga radioactiva, justo en estos momentos, del miércoles 16 de marzo, se pronostica una nueva catástrofe que podría poner en gran peligro a millones de personas e incluso a diversos países por el colapso nuclear de Fukushima.

Los datos continúan siendo contradictorios, y altamente controlados por Tokyo Electric Power Company, dueña del centro nuclear en cuestión. Hay quien afirma que si se continúa enfriando de manera eficaz los reactores nucleares, el problema desaparecerá en los próximos cinco o diez días y que aunque los niveles de radiación se encuentran por encima de lo normal e ideal, aún no plantean un peligro para la salud de las personas, siempre y cuando esto sea por tiempo limitado. Sin embargo, por el momento se ha confirmado que el reactor número cuatro no cuenta con agua, que ha tenido que ser introducida manualmente por falta de energía eléctrica para bombearla, y que el recinto de contención del reactor número dos ya no es hermético; situaciones que ponen en considerable peligro a los trabajadores que de manera heroica luchan por mejorar la situación. Por tanto, aunque la alerta inicialmente se situaba entre veinte y treinta kilómetros a la redonda de la planta, tras incendios, explosiones y el incremento de los niveles de radiación, se ha recomendado desde diversos gobiernos, como el de Estados Unidos, una evacuación de setenta y cinco u ochenta kilómetros a la redonda, debido a los sabidos y graves problemas de salud que puede provocar la radiación. Por consiguiente, casi treinta mil personas han sido evacuadas, mientras a 140 mil se les recomienda no salir de sus hogares, y una emergencia nuclear de categoría seis (siendo siete la máxima, i.e. Chernóbil) ha sido declarada, situación que podría continuar por un año o más, hasta que la fisión se detenga, tiempo en el cual miles de japoneses no podrán regresar a sus hogares.

Cabe recalcar que la Agencia Internacional de Energía Atómica, había advertido desde el 2008 que la planta nuclear en mención, junto con algunas otras en Japón, no resistirían un sismo superior a los siete grados en la escala de Richter. Fukushima Dai-ichi (número 1), fue construida y diseñada a principios de los años setenta, y ha presentado inconsistencias importantes en su seguridad, hecho que nos sorprende viniendo de un país precavido como ninguno en otros respectos, como el de la construcción. No queda más que suponer que intereses privados fueron más poderosos que cualquier otra cosa, como suele pasar en nuestro mundo neoliberal. Quizá en varias partes del mundo, particularmente Japón, que depende fuertemente de la importación de petróleo, la energía nuclear no podrá ser descontinuada en varios años. Lo que sí, es que una vez más debemos replantear nuestros patrones de consumo y esfuerzos por explorar e impulsar energías alternativas, limpias y seguras. Por lo mismo, distintos países empiezan a repensar o al menos a frenar momentáneamente algunas de sus estrategias en temas de energía nuclear, cuestionándose si para prevenir situaciones como la actual en Japón se deben de construir las plantas tierra adentro, aislarlas sísmicamente, elevarlas, etcétera.

No cabe duda que la energía nuclear es volátil y que justificablemente produce miedo en la población mundial, particularmente tras acontecimientos como este, aun cuando se argumente que gracias a ella se han reducido considerablemente los gases de efecto invernadero. En estos momentos, es imposible no estremecerse al recordar, aunque se afirmó que nunca se llegaría a tal escenario, desastres como el de Chernóbil, que este año cumple su aniversario número veinticinco de haber sido la mayor catástrofe en la historia del uso pacífico de la energía atómica. Recordamos también, y quizá más dolorosamente por rememorar lo más negro del comportamiento humano, los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, responsables por la muerte instantánea de alrededor de 110 mil personas, otra cantidad similar por lesiones y radiactividad el mismo año de 1945, y cientos más en los años posteriores por canceres causados por la exposición a la radiación liberada por las bombas.

Ante la presencia de eventos que están más allá del control del ser humano, es preocupante que intereses privados magnifiquen una situación catastrófica. No cabe duda que la humanidad ha logrado grandes descubrimientos y desarrollos, y quizá la energía nuclear es uno de ellos. Sin embargo, sorprende que nuestra inteligencia y sentido común no nos lleve más allá para evitar la creación o explotación excesiva de proyectos que pueden destruirnos. Dejando al lado una crítica que en un par de días deberá ser severa en el mundo entero, no sólo a Japón, ni sólo a la industria nuclear, sino a nuestros manejos y costumbres en general, en este momento no cabe espacio más que para el optimismo y el esfuerzo global para que el pueblo nipón encuentre alivio y mejora.

miércoles, 16 de marzo de 2011

¿¡Vegas baby!?

La mayoría de la gente tiene uno de los siguientes dos puntos de vista: que la ciudad de Las Vegas es quizá una de las más grandes utopías en existencia, o que la misma es la más grande aberración distópica. Popularmente calificada como la Capital Mundial del Entretenimiento y la Ciudad del Pecado, podría decirse que es también la ciudad post-urbana por excelencia; destino turístico premier, espectáculo artificial, urbe simulada, paisajismo de exceso, parque temático… al mismo tiempo que un destino de migrantes y trabajadores, hogar de suburbios cercados donde residen magnates retirados, basada en un modelo de uso indiscriminado de recursos, replicante de un terrorismo ambiental, practicante de una política urbana fragmentaria, urbe sin identidad ni cultura… una de las ciudades más visitadas en el mundo, pero quizá también, una de las más infames.

¿Aseveraciones extremas y agresivas? Veamos. Esta ciudad alejada de la realidad y autenticidad en varios sentidos, contiene una de las densidades más bajas de Estados Unidos (aun cuando ha ido creciendo en población fija en los últimos años), y aun así, por su ubicación en medio del desierto y costumbres estrafalarias (i.e. albercas y campos de golf al por mayor), resulta en una de las ciudades menos sustentables del mundo. El abastecimiento del agua de esta urbe proviene, vía el río Colorado, del lago Mead, que en realidad es un depósito creado por la presa Hoover. Este lago o depósito se encuentra aproximadamente a cincuenta kilómetros de Las Vegas, sin embargo, a su vez capta su agua de la disolución de nieve de las Montañas Rocosas de los estados de Colorado, Utah, y hasta Wyoming, a más de mil kilómetros de distancia. El nivel del Lake Mead, a su vez, tiene hoy en día tres veces menos agua que en su creación en los cincuenta, lo cual, a menos que se decida tomar agua de aún más lejos, dificultará enormemente el sustento de los patrones de consumo de agua, entre otros recursos, de esta ciudad. Su excusa es que otras industrias, como la agraria, serían aún menos eficientes y producirían menos ganancias con un consumo mayor de recursos naturales y esenciales como el agua. Pero la realidad es que Las Vegas es extravagante e irresponsable, se extiende sin sentido ni regulación, y está dejando una huella lastimosa en su desenvolvimiento y en su intento por desafiar a la naturaleza y su funcionamiento.

Por otro lado, Las Vegas es una zona de cero tolerancia hacia la pobreza urbana. Aunque no lo percibamos a simple vista, el dominio o espacio público es prácticamente inexistente en esta ciudad. Quizá se tolere la embriaguez y sus derivados en varias calles y sitios de Las Vegas, siempre y cuando venga de turistas consumistas. Por lo contrario, la miseria no es bien vista, aunque existente en esta localidad. Las banquetas, por ejemplo, son propiedad de los hoteles, casinos o establecimientos privados contiguos a ellas, y por ende, dichas entidades tienen el derecho y la costumbre frecuente de pedir o forzar que no sean usadas por personas que no tengan el aspecto correcto, individuos que en su mayoría son los ciudadanos o residentes que brindan servicios y sostienen a esta ciudad; varios, como sería de esperarse, de origen mexicano o latino. El destino de estos trabajadores, podrá no sorprendernos tampoco, es el de trabajar en empleos mal pagados, en sectores como la limpieza o construcción, sin la posibilidad de sindicalizarse o protegerse; el destino de su procreación: un hogar sin espacio público o lugares de esparcimiento, al igual que sin justicia y libertad.

Tal realidad, convierte a Las Vegas en un espejismo, un Mirage, una ciudad inexistente o simulada, necesitada de exagerar su consumo y entretenimiento para competir y atraer la atención internacional; carente de identidad y cultura para sus ciudadanos, quizá inclusive, carente de ciudadanos o al menos de los privilegios que los mismos merecen. Las Vegas está compuesta de réplicas o simulaciones de ambientes urbanos de distintas partes del mundo, pero todas son obviamente una aguda abreviación y simplificación de las mismas, una recreación de espectáculo, una dúplica únicamente visual; realmente el urbanismo o la planeación de esta “ciudad” es inexistente, y por ende, también lo es su definición como tal. Más bien un conglomerado, basado en la mercantilización, el consumo, y el espectáculo, es el capitalismo llevado al extremo con un estado inexistente, al igual que los impuestos; con qué entonces mantener una supuesta ciudad, no es posible. Las Vegas es más bien un intercambio de agentes privados y poderosos, nada más.

…supuestamente e ideada como una utopía tropical y confortable, resultó precisamente en lo contrario.

Celebrando la inequidad de género, entre otras cosas

En el contexto de la centésima celebración internacional del día de la mujer, se han formulado distintas acciones, de felicitación, conmemoración o reconocimiento a mujeres destacadas, protesta por injusticias en temas de género, etcétera. Tratando de cubrir un frente que probablemente no muchos cubrirán, al menos a nivel nacional, me gustaría recordar a una escritora y activista norteamericana interesada primordialmente en temas de planeación y decadencia urbana. Crítica vehemente de las políticas públicas de los años cincuenta y sesenta de reconstrucción masiva en nuestro vecino del norte, el discurso de Jane Jacobs es todavía pertinente en los diálogos actuales de urbanismo alrededor del mundo.

No se trata de idealizar a una pensadora que tenía seguidores y detractores. Al oponerse contundentemente a proyectos de renovación urbana, sus críticos la tachaban de conservadora, populista, y de tener una visión pastoral y nostálgica de la ciudad, entre otras cosas. Sin embargo, es hoy reconocida principalmente por su libro, publicado en 1961, The Death and Life of Great American Cities (La existencia y decadencia de las grandes ciudades norteamericanas), que ha tenido gran peso en la disciplina del urbanismo en las últimas décadas por su crítica a las políticas púbicas responsables de destruir varios centros y comunidades en ciudades como Nueva York o Toronto (a donde se mudó por su objeción a la guerra de Vietnam y donde continuó su crítica y trabajo sobre políticas urbanas) con el supuesto fin de atenuar los espacios indecorosos de la ciudad e implementar un modelo suburbano.

Jacobs, frecuentemente minimizada en su tiempo por su sexo y la general admiración del pueblo estadounidense por la idea de la sub-urbanización, llamaba a estos proyectos de renovación urbana vandalismo oficial o gubernamental y productores de opacos escenarios urbanos. Sin duda el más grande oponente de su ideología fue Robert Moses, que en Nueva York, como experto en obras públicas, en los cincuenta favoreció los highways por encima del transporte público, decisiones que modificaron barrios enteros pasando por en medio de ellos. Estas medidas eran vistas como un reordenamiento racional y eficiente pero que al no tomar en cuenta a la gente se convertían hasta cierto punto en antidemocrático. Jacobs veía a estos proyectos como auto-aislantes y aseveraba que no lidiaban con las problemáticas de las ciudades, solo las reacomodaban o cambiaban de lugar para esterilizar ciertas áreas. En conjunto, el punto de vista de la activista, era que estos planes destruían ciudades enteras sin dar mucho a cambio.

Por el contrario, la densidad, diversidad, complejidad y el caos de las ciudades es algo que a la escritora le parecía funcional y preferible a un orden visual, fingido e impráctico. Jacobs le daba gran importancia a las interacciones de la gente en sus bulliciosas calles, lo cual razonablemente la oponía a su destrucción creativa, como la llamaban los expertos y urbanistas de aquel entonces. Esto la convirtió en una importante líder en manifestaciones y organizaciones que se oponían y lograron cancelar proyectos como el Lower Manhattan Expressway, que hubiera forzado la destrucción de varias construcciones históricas y el desplazamiento de cerca de diez mil personas y cientos de negocios. Esto obviamente la convirtió en un emblema, muy probablemente sin haberlo planeado, de una época muy particular, los sesenta. Quizá esto es por lo que seguirá siendo recordada con más fuerza, por haber frenado a los bulldozers federales que pretendían arrancarle el alma a varias ciudades.

La implementación de corrientes ideológicas similares a las de Jane Jacobs en la política pública y urbana de Estados Unidos y otras ciudades del mundo se ha encontrado con numerosas ventajas y resultados positivos, así como algunas problemáticas. Tal es el caso del continuo desplazamiento de la clase obrera a las periferias de la ciudad. En el mejor de los casos, se reconocen las desventajas de la expansión suburbana indiscriminada y entonces se revitalizan los centros urbanos, se densifican, se atraen diversos usos, etcétera. Sin embargo, generalmente no se atrae a una misma zona una multiplicidad de personas y culturas, tanto por cuestiones raciales como socioeconómicas, desafortunadamente en pleno siglo veintiuno. En México, por ejemplo, la desigualdad social, para empezar, así como el desplazamiento de las clases marginadas por discriminación ha provocado un rompimiento enorme en nuestro tejido social que se traduce claramente en un panorama de inseguridad preocupante. Ciudades en países como Alemania, por lo contrario, han establecido las condiciones para que distintos estratos sociales vivan en la misma cuadra, lo cual permite el desarrollo de comunidades integrales y saludables. Suena imposible que la gente que vive en Santa Fe o Las Lomas, pueda vivir en el mismo sitio que la gente que vive en La Lagunilla o Ciudad Neza (mismo caso en el interior de la república), aun cuando sea necesaria su interrelación e interacción diaria en varios escenarios. Un tema nos lleva a tantos otros, y así como en esta semana celebramos al género femenino, que a nivel internacional aún sufre múltiples formas de discriminación, aparentemente la inequidad nos rodea indiscriminadamente.

Sustentabilidad social

En los últimos años se ha dado cada vez más importancia en las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo al diseño verde o sustentable, el cual ha ido posicionándose como un tema trascendental a cubrir para el saludable desarrollo de nuestras ciudades. Sin embargo, el objetivo estético de la arquitectura continúa alejándose de dimensiones políticas y sociales y por tanto se relega el tema de la sustentabilidad o justicia social en estas y otras disciplinas, hecho que sin duda ha frenado el saludable desarrollo de varias urbes y naciones. Por tanto, Teddy Cruz, arquitecto y urbanista de origen Guatemalteco, que ha estudiado y trabajado desde hace muchos años en la frontera Tijuana-San Diego, afirma que es más importante diseñar condiciones que edificios. Encontrándose quizá en el laboratorio ideal para probar dicha hipótesis, Cruz se ha sentido inspirado a coadyuvar en el establecimiento de bases económicas, políticas y sociales para la construcción de comunidades compactas, densas y basadas en la interacción comunitaria.

Cruz se ha centrado en el desarrollo y diseño urbano a pequeña escala, particularmente en asistencia a minorías o sectores marginados tanto en México como en Estados Unidos. Uno de sus lemas fundamentales reside en entender que la densidad no consiste en aglutinar cierto número de viviendas por acre, sino en crear el mayor número de intercambios sociales y económicos en un área determinada, posible con espacios que contengan diversos usos. Sin embargo, este modelo, que cada vez se reconoce más a nivel internacional, en ciudades como San Diego se torna imposible ya que las formas de las ciudades son regidas fundamentalmente por dos razones: intereses económicos y políticos. Por un lado, el único interés de los desarrolladores privados es maximizar ganancias y minimizar la cantidad de inversión, aun cuando con ello causan la pérdida casi total del espacio público. Por otro lado, las leyes de zonificación, aun basadas en el modelo suburbano de los cincuentas, se oponen a altas densidades y usos mixtos, lo cual hace imposible que el sector privado encuentre interés monetario en proyectos de vivienda social. Mas aparte, es ampliamente sabido que es mal visto que el gobierno norteamericano utilice dinero fiscal para dichos proyectos sociales en una sociedad reconocidamente capitalista, que no por serlo deja de tener un número importantísimo de ciudadanos viviendo en niveles graves de pobreza.

Por lo mismo, y siendo residente de San Diego, California, Cruz cuestiona proyectos que en teoría suenan positivos desde un punto de vista urbanístico y ambiental, pero que son inmensamente problemáticos en la práctica y en el ámbito social. En el centro o downtown de esta ciudad californiana, se plantea un proyecto ambicioso de revitalización, así como en muchas otras ciudades norteamericanas. Sin embargo, estos costosos y glamorosos proyectos van de la mano con proyectos tácitos de marginalización donde el sector que brinda servicios, como el de la limpieza, son forzados y desplazados, por cuestiones socioeconómicas, a rodear downtown San Diego con círculos de pobreza, lo cual podría vislumbrarse como un urbanismo basado en la división.

Por tanto, y aunque nos pueda parecer extraño, a Cruz le ha servido voltear hacia el otro lado. Tijuana, una típica ciudad fronteriza, se convirtió en una ciudad de fábricas o maquiladoras, entes que se establecen en comunidades en búsqueda de mano de obra barata sin retribuir este servicio de manera digna y justa. Por tanto, y en espera de poder cruzar la frontera algún día, a diario se forman asentamientos informales en esta ciudad fronteriza usando materiales de segunda mano para desarrollar un urbanismo aparentemente efímero pero al mismo tiempo real y que en muchas ocasiones se convierte en permanente. En los últimos años se ha presentado un fenómeno en el cual, aprovechando el desmantelamiento de suburbios de la era de la postguerra en San Diego, dichos materiales o búngalos enteros se reciclan por especuladores o activistas mexicanos para formar asentamientos informales en Tijuana.

Este reciclaje o apropiación de materiales de segunda mano, como llantas, puertas, cajas de madera, etcétera, dan lugar a un urbanismo de emergencia, en el cual Teddy Cruz ha encontrado varios aspectos atractivos para replicar, sin dejar de reconocer las condiciones de opresión que se recrean en los mismos. Por esta razón ha impulsado una interesante iniciativa, basándose en los estatutos del Tratado de Libre Comercio, que aun siendo injustos para el desarrollo mexicano, no se cumplen totalmente. Según el TLC o NAFTA, las maquiladoras, por los beneficios que encuentran en establecerse al sur de la frontera, tendrían que colaborar con el desarrollo de las comunidades en las que se asientan. Sabiendo que los salarios brindados por dichas fábricas no contribuyen con el saludable desarrollo de las zonas aledañas a las maquilas, sino todo lo contrario, Cruz ha logrado impulsar, que usando los mismos sistemas de manufactura, algunas industrias donen sistemas prefabricados de construcción, diseñados por el despacho de Cruz, para complementar y fortalecer las estructuras de las viviendas de los trabajadores de las maquilas, creadas en su totalidad por materiales reciclados, lo cual las hace altamente vulnerables.

Por un lado, podría pensarse que dicho acto no resuelve ni cercanamente un problema multifacético, lo cual es real, se necesitan modificaciones profundas en política pública, económica e internacional, entre otras. No obstante, y contrario a la norma de apropiar modelos de desarrollo primermundistas en el tercer mundo, varias iniciativas de Cruz han nacido de observar en las barriadas de Tijuana algo más que informalidad y pobreza, llegando al extremo de apropiar varias ideas para desarrollos en comunidades como la de San Ysidro dentro de la ciudad de San Diego en Estados Unidos. En Tijuana, en medio de la informalidad e ilegalidad, Cruz ha encontrado el patrón de zonas en donde los usos residenciales y comerciales son prácticamente indistinguibles, lo cual promueve actividad y vitalidad las veinticuatro horas del día. La extensión urbana sin planeación ni estrategia, es generalmente negativa en términos de sustentabilidad y desarrollo social, sin embargo, Cruz observa que en Tijuana al menos se da creando al mismo tiempo un denso tejido urbano que en ocasiones llega a ser autosustentable en actividades básicas como la laboral, comercial y residencial. Se torna mucho más problemática dicha extensión urbana en términos de abastecimiento de educación, cultura y salud.

En términos específicos y pertenecientes más al diseño que a la planeación urbana, Cruz ha encontrado tipologías en Tijuana que ha recreado en San Diego. Observó en la ciudad mexicana, la recurrente elevación de viviendas mediante estructuras de acero que albergan debajo espacios semipúblicos o comerciales (i.e. talleres, restaurantes, etc.) Esto lo vislumbra Cruz como puentes o intermedios entre lo formal e informal, lo legal e ilegal, lo planeado y lo no planeado, pero que van conformando a una comunidad. Del mismo modo, en San Diego ha observado la transformación de la forzada homogenización del urbanismo y sub-urbanismo estadounidense por parte de inmigrantes o ciudadanos que se encuentran en la necesidad de modificar sus entornos por un afán de supervivencia (extensiones ilegales de viviendas para acomodar más habitantes o establecimientos comerciales informales en barrios de San Diego). En base a esto, y con la ayuda de ONGs para actuar como intermediarios en la facilitación de permisos y microcréditos para residentes estadounidenses con una situación económica precaria, Cruz ha logrado arquear las leyes de zonificación californianas para desarrollar en San Ysidro proyectos de vivienda social que contengan espacios públicos y verdes, centros comunitarios, mercados locales, oportunidades laborales, bajo el mismo esquema de Tijuana de viviendas elevadas. Esto, bajo el objetivo de incrementar densidades, ha resultado en la creación de espacios semipúblicos y semiprivados.

El meollo es promover a la sociedad y su cultura como un motor económico en lugar de ver al valor económico como el único motor de desarrollo; construir barrios que le pertenezcan a la comunidad y no al mercado; suscitar densidades que promuevan intercambios sociales y económicos versus densidades basadas en un máximo número de viviendas y mínima inversión en infraestructura pública; vislumbrar a los residentes como participantes activos en su comunidad en lugar de como simples consumidores… Aun cuando Cruz trabaje a pequeña escala, esperemos sus ideas tengan un mayor alcance y resonancia.

Disculpe las molestias, trabajando por un futuro más sustentable

Bajo una filosofía y gobierno de izquierda, sustentados en la mejora y ampliación del espacio y transporte público de la Ciudad de México, se ha dado inicio al más grande proyecto de transporte público en superficie de América Latina, el cual trasladará 400 mil personas diarias: el popularmente llamado, Peribús. Con este proyecto gubernamental, y la ayuda de la iniciativa privada, se busca generar un bien público para todos los ciudadanos del Distrito Federal y área conurbana, bajo la idea de que los espacios y medios de transporte públicos son zonas en las cuales todo ciudadano y ciudadana es igual y libre, ya que estos recursos le pertenecen. Más aún, tal proyecto de vialidad y planeación urbana, se sustenta en la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el Valle de México y mejorar la calidad del aire de la ciudad y, por ende, la calidad de vida y la salud de los capitalinos.

Desde el 2006 se planteaba la posibilidad de abrir rutas para un medio de transporte similar al Metrobús en el Periférico de la Ciudad de México. En ese entonces, las rutas planteadas partirían de Toreo a Cuautitlán Izcalli hacia el norte y a Cuemanco hacia el sur, empleando las laterales del Boulevard Manuel Ávila Camacho para remplazar el uso del microbús con un número más reducido de autobuses articulados. De manera paralela se vislumbraba la importancia de conectar por medio de transporte público eficiente otras zonas conurbanas como pudiera ser Ecatepec a Indios Verdes y las zonas de Ixtapaluca y Chalco al sur-oriente del Distrito Federal. Habiendo sido parte de un proyecto necesario en la capital del país y Estado de México, se presenta desde el mes pasado de manera concreta un proyecto distinto, pero quizá más estructurado, que podría liberar significativamente la carga vehicular del Periférico y aportar enormemente en términos de sustentabilidad y movilidad en el Valle de México.

La idea es comenzar el proyecto del Peribús en la zona del Periférico donde ya está construido el segundo piso, de San Jerónimo a San Antonio, y posteriormente poner en funcionamiento, a finales del 2012, cuando las obras del segundo piso hayan terminado, el tramo de Cuatro Caminos a Xochimilco. En teoría, quinientos Peribuses circularán en el carril central de la extrema derecha en la parte baja del Periférico, lo cual nos hace prever que se elevará de manera importante la agilidad de los mismos en comparación a la propuesta anterior de relegarlos a las laterales de la avenida, callejones siempre congestionados. Otra estrategia obvia para agilizar el tránsito de los autobuses, será la implementación de paradas exclusivas cada quinientos metros para reducir los numerosos ascensos y descensos que generalmente se acostumbran en microbuses y peseros y que entorpecen considerablemente los trayectos. El establecer un pago similar al del sistema del Metrobús, será otro factor que acelerará de manera definitiva el funcionamiento del transporte público en la zona. En conjunto, esto hará que los tiempos de traslado de usuarios de transporte público se reduzcan prácticamente en un cincuenta por ciento. En general, con este proyecto, el esquema que dictaba que el Anillo Periférico fue construido y continúa siendo ampliado para el uso exclusivo del automóvil se desmoronará. La realidad es que resulta inaceptable que se haya privilegiado por tanto tiempo e imposible el pensar en la posibilidad de sostener la costumbre de que en 300 mil autos se trasladen 360 mil personas, mientras a los usuarios de transporte público se les destinaba un carril de baja velocidad y usualmente tan ahogado como lo son las laterales del Periférico.

También debe tomarse en cuenta que la idea no es impulsar cualquier tipo de transporte público, sino uno que asegure el uso y consumo eficiente de energía; que brinde seguridad a sus pasajeros y alrededores; que contenga un modelo amplio de interconexión, como se plantea con las líneas 1, 2, 7, 8 y 9 del Metro, así como los corredores 1 y 2 del Metrobús y el Tren Ligero; que cuente con una estrategia cuidadosa y eficaz, como la planteada con semáforos inteligentes (con tiempo y sonido) que a través de un sensor permitan el ágil tránsito de automóviles particulares a menos que un camión este por pasar; que sea confortable; etcétera. Aun con estas medidas, es evidente el enojo o la molestia de varios automovilistas cuyo coraje se eleva al tener que pagar una cuota para trasladarse en el segundo piso del Periférico o una tenencia vehicular que subsidie al mismo transporte público que aparentemente le roba un carril de tránsito. El mismo malestar se causó al inicio de las obras de la línea 1 del Metrobús en Insurgentes. Sin embargo, a la larga, más allá de políticas públicas, necesita a la par surgir un cambio de cultura ciudadana urgente que haga ver que el uso indiscriminado del automóvil no podrá sostenerse por mucho tiempo en esta y varias ciudades más del mundo.

Pero en ocasiones, la cerrazón es tal, que no se vislumbra la segura mejora que también se dará en la velocidad de automóviles particulares que transiten en el Periférico, especialmente cuando se use cada vez menos el automóvil particular y se use más el transporte público por sus múltiples beneficios, tanto personales como públicos. Con las mejoras que se ha dado en algunas rutas como Reforma o Insurgentes, resulta cada vez más difícil el no ver los beneficios del transporte público limpio, eficiente y confortable, como lo son el evitar problemas de estacionamiento, evitar el estrés causado por el tráfico, el aprovechar los tiempos de traslado con actividades como la lectura, el transitar o caminar un par de cuadras y mejorar nuestra salud física, el agilizar nuestros tiempos de traslado, etcétera. Del mismo modo, y aunque también pueda llegar a causar escozor, también debe abrirse las puertas a otras iniciativas que podrían beneficiarnos al ponerse en pie y aliviar las problemáticas de tráfico y contaminación que se viven en la Ciudad de México. Los tan conocidos carpools en Estados Unidos, carriles que pueden ser utilizados únicamente por automóviles que transporten a más de dos o tres personas, es una de las varias acciones que tendrían que al menos comenzar a discutirse y que con su implementación podrían transformar la costumbre individualista del uso del coche.

Proyectos tan cuestionados como el de la Supervía Poniente, y demás autopistas urbanas, no pueden más que enriquecerse si son planteados con proyectos paralelos de transporte público que evitarán que dichas vías se vuelvan obsoletas y el medio ambiente se dañe irreparablemente en un par de años. El Distrito Federal requiere, sin duda y urgentemente, la extensión e instauración de sistemas sustentables de transporte público que propicien una vida más digna y justa en la ciudad y zona metropolitana. No puede negarse que se ha ido avanzando notoriamente en ese aspecto en los últimos años. Pero así como esto debiera ser un derecho a cubrir, los habitantes de la Ciudad de México deben tomar como obligación y responsabilidad el que sus acciones diarias sean congruentes con el objetivo común de un futuro más sustentable. El beneficio sin duda, será para todos.

martes, 8 de marzo de 2011

Un monumento de clase mundial

Intentaron poner sus diferencias aparte por la noche del primero de marzo del 2011. Así, poderes políticos y empresariales como lo son Felipe Calderón, Carlos Slim Helú y Azcarraga Jean, se dieron cita, entre otros importantes miembros de la élite política, económica y cultural, para dar inauguración al monumental Museo Soumaya, ubicado al norte de la exclusiva zona de Polanco y financiado por el magnate más rico del planeta. Algunos otros distinguidos invitados a dicha inauguración, no sólo mexicanos, sino provenientes de diversas partes del mundo, fueron García Márquez, Larry King, Miguel Alemán Velasco, Mario Molina, Manlio Fabio Beltrones y Elena Poniatowska. Aunque el museo no será abierto al público hasta finales de este mes, Slim bautizó a este recinto, diseñado por su yerno Fernando Romero, como un museo de clase mundial y que será siempre gratuito para el público mexicano que no tiene la oportunidad de viajar fuera del país, pero que ahora podrá disfrutar de arte proveniente de distintos puntos del planeta.

En respuesta, proclamó Calderón, que una vez más, el sector público y privado se complementan para impulsar el arte y la cultura en México y colocar al país en la vanguardia del mundo cultural. Realmente resulta extraordinario para el ojo promedio, que una inversión de más de ochocientos millones de dólares enriquezca nuestra vida cultural y educativa al transformarse en una exhibición de casi 6,200 obras de arte, convirtiéndose así en las más grande colección de América Latina. Con esta acción se continúa y amplía la tradición de la Fundación Carlos Slim iniciada en la Plaza Loreto de San Ángel e inspirada por la fallecida esposa de Slim, Soumaya Domit, ferviente coleccionista de arte. Aún más impresionante, para nosotros los mortales, podría ser que lo que se expondrá en el museo es apenas un diez por ciento de la colección de arte europeo y latinoamericano de Slim, adquirido en las subastas más prestigiadas del mundo. Como quitarle un dulce a un niño, o muy probablemente mucho menos trágico.

Ubicado en Plaza Carso, a su vez ubicada en la colonia Ampliación Granada, que en algún momento tuvo perfil industrial pero que ahora se ha conformado como parte de la privilegiada zona de Polanco, en la delegación Miguel Hidalgo, se puede ya apreciar la deslumbrante pieza arquitectónica con rasgos futuristas y aproximada figura hiperboloide que como piel o fachada contiene 16 mil hexágonos de aluminio con trece medidas distintas, lo cual consistió en uno de los mayores retos del proyecto de construcción. La estructura de acero se eleva 47 metros y la recubren siete capas de materiales que generan las condiciones propicias, en cuanto a temperatura y humedad se refiere, para conservar el arte contenido en el lugar. En sus interiores no sólo se cuenta con 6,500 metros cuadrados de exhibición que ostentarán la colección más grande de medallas, monedas y billetes del virreinato, opacando por completo a la del Banco de México; El Pensador de Rodin; piezas de Laocoonte; obras de los mexicanos Diego Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo; así como de artistas internacionales como Picasso, Rubens, Da Vinci, El Greco, Van Gogh, Monet, Cézanne, Renoir y Mattise, entre otros, sino que también contendrá un auditorio, biblioteca pública, cafetería y lounge.

No resultaría extraño pensar que dicha obra, por pertenecer a la fundación, “no lucrativa”, de Carlos Slim, le permitirá al empresario, como con tantos otros proyectos, esquivar numerosas cantidades de impuestos. Sabemos que el altruismo no es algo que generalmente se da entre los grandes y más potentados empresarios; a final de cuentas no se llega a ser el hombre más rico del mundo sin algo de avaricia (por algo tenemos una de las telefonías más caras del mundo). Por otro lado, al no pretender obtener ganancia directa del funcionamiento del museo, podría ocurrírsele a algunos malpensados que la construcción de esta nueva y grandiosa pieza arquitectónica es realmente el levantamiento de un monumento en honor a alguien tan excelso y soberbio que no podría ser cabalmente simbolizado con una simple estatuilla a escala real. Sin embargo, en lo personal, reconozco un poco más de valor en este tipo de faenas, que realmente ayudarán al crecimiento y desarrollo de un sector tan olvidado en nuestro país como es el cultural. Esto, sobre todo, si se le compara con obras pseudo-caritativas que emplean el dinero y sensibilidad de los mexicanos para evadir descaradamente su deber fiscal y erigir establecimientos de salud que después dejarán al olvido o al precario cuidado del estado. Sí, me refiero a los eventos organizados por ese personaje ardido que tuvo que marcharse a mitad de la inauguración del museo Soumaya. En fin, puede todo este evento y exhibición deberse primordialmente a una lucha de egos, y con todos sus asegunes puede que tengamos un ganador. No obstante, por lo menos se agradece, que de entre las cachetadas que se dan los poderosos, le haya caído, como cosa rara, un provechoso servicio a la sociedad mexicana.

¡Silenciooooo!

Uno puede llegar a preguntarse si empieza a padecerse de neurosis cuando resulta intensamente molesto el constante ladrido de un perro, el chillido de un niño, los claxonazos incesantes, la sinfonía de sirenas de patrullas y ambulancias, el motor ruidoso de un camión de carga, los merolico-vendedores del metro, etcétera. Cómo es que uno no acaba por acostumbrarse al ir y venir de los automóviles que en una ciudad como el Distrito Federal no dejan de transitar un solo minuto del día; por qué no podemos imaginar que es tan constante el ruido de sus motores como el sonido de las olas que nos ayudan a veces a conciliar el sueño. Qué sucede entonces cuando aún entre sueños no existe segundo en el día en el cual podamos disfrutar de un total y absoluto silencio.

La contaminación auditiva, aun cuando no se acumula como otros tipos de contaminaciones, llega a causar grandes daños en la calidad de vida de una persona. Según estudios, los niños parecen ser los principales afectados; se deteriora de manera significativa su audibilidad, concentración, atención, memoria, rendimiento, agudeza y aprendizaje. Sin embargo, la contaminación auditiva también genera un aumento en los niveles de estrés, problemas auditivos que pueden llegar hasta la sordera y algunos otros males físicos y psicológicos, que sin duda también afectan a los adultos y población en general. Por tanto, desde el 2009 se monitorea el registro de decibeles en la Ciudad de México, que en varias avenidas y espacios públicos de la ciudad se encuentran todavía muy por encima de lo ideal (75 dB, mientras la Organización Mundial de la Salud considera que 50 dB es el límite superior deseable). Por otro lado se instauraron campañas de concientización para aquellos automovilistas rabiosos o distintos agentes de ruido excesivo, para ilustrar el daño que causan con prácticas como la de usar su claxon sin mesura alguna.

Sin embargo, dado al importante número de afectaciones causadas por la contaminación acústica, sorprende que más allá de promover campañas, no se decida reforzar las sanciones que prevendrían dicho comportamiento y daño a la sociedad. Espacios tan agradables e importantes como el centro histórico son a veces los más afectados por este tipo de polución. Por un lado, la confluencia y tránsito numeroso en las calles aledañas al zócalo capitalino, es lo que le da sabor, vitalidad y carácter a esta zona como a tantas otras. No obstante, sin regulaciones y estatutos en ocasiones deja de ser un lugar al cual sea placentero acudir. Aún más grave es este tipo de contaminación cuando se sufre constantemente en escuelas, oficinas o inclusive en el hogar, situación frecuente en ciudades de gran tamaño y movimiento en donde se olvida que la contaminación auditiva es un delito ambiental.

Puede parecer exagerado, pero a más de 60 dB las reacciones que presenta el ser humano pueden incluir desde dolor de cabeza, tensión muscular, aumento en la presión arterial, gastritis, colitis, aumento en niveles de colesterol y glucosa, y en personas con problemas cardiovasculares hasta un infarto. Los efectos anteriores son considerados psicopatológicos. Asimismo, el ruido excesivo causa efectos psicológicos en las personas, como insomnio, fatiga, irritabilidad o agresividad, aislamiento social, histeria y neurosis; como si la vida cotidiana y laboral no brindara ya suficiente estrés.

Otros países como España, Chile y Venezuela han adoptado medidas para luchar contra la contaminación acústica que debieran aleccionar a nuestro país para establecer y hacer cumplir leyes en este respecto. Dichas normas incluyen disposiciones de seguridad y salud para trabajadores expuestos a agentes físicos como el ruido excesivo; regulación de contaminación acústica para alcanzar valores ideales de sonido; regular talleres, industrias y bares; regular medios de transporte ruidosos; aplicar reglamentos sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas en oficinas; entre otras pautas de legislación de estado. De manera más concreta, tendría que promoverse también en construcciones residenciales, culturales o laborales, la aplicación de materiales absorbentes, barreras acústicas y aislamientos que eviten la transmisión de sonidos no deseados en dichos inmuebles e incluso pueden llegar a transformar la energía aerodinámica (como el ruido) en termodinámica. Algunos ejemplos de estos materiales son la fibra de vidrio, paneles metálicos, cortinas de vinil, entre otros. Pocos constructores o arquitectos toman estas recomendaciones en serio pero, así como es vital el utilizar materiales que prevengan la transmisión de temperaturas extremas del exterior al interior de un edificio, lo mismo debe hacerse para prevenir la transmisión de sonidos excesivos y dañinos para la salud.

Como puede observarse, de nuevo hablamos de un tema de política pública, planeación urbana y diseño arquitectónico. Sin embargo, también hablamos de un tema de cultura ciudadana, que aunque parece afectar más a ciudades grandes como el Distrito Federal, se encuentra presente en la mayoría de las ciudades de nuestro país. No podemos dejar de tomar responsabilidad por nuestros actos y las consecuencias de ellos. Aunque la contaminación auditiva sea intangible, debe reconocerse que produce reacciones palpables y graves en la gente que la sufre. Por tanto, a menos de que sea absolutamente necesario, le pedimos de la manera más atenta que sea prudente y guarde silencio. Sinceramente, un individuo tratando de controlar su problema de neurosis.

viernes, 4 de marzo de 2011

LA DERECHA AL ATAQUE. José de Jesús Reyes Ruiz del Cueto

En las últimas elecciones legislativas del 2010 en la Unión Americana, el presidente demócrata Barack Obama sufrió una gran derrota caracterizada por la pérdida de la mayoría democrática en la cámara de representantes y significativas pérdidas en el senado también (aunque este último sigue con mayoría demócrata). Sin embargo, esta gran perdida también se pudo ver en las tantas elecciones locales que tomaron lugar ese primer martes de Noviembre del año pasado. Doce de los cincuenta estados del país en la frontera norte cambiaron de manos demócratas a manos republicanas; entre ellos los importantes y altamente poblados estados de Florida, Ohio, Pensilvania, Michigan, Iowa, Nuevo México y Wisconsin. Todos estos resultados demostraban por un lado el descontento popular con las promesas fallidas del joven presidente Norteamericano y también la gran y exitosa movilización del partido conservador que uso al “Tea Party” (Partido del te, usando referencias a la revolución americana del siglo XVIII) como su base. Tan solo tres meses después de las elecciones de Noviembre, ya se puede ver en el horizonte como la derecha del aquel país esta atacando con toda fuerza y poder renovado no solo a Obama pero también a los intereses de la clase trabajadora.

Ejemplos los hay por todos lados, vasta ver y analizar el ridículo intento de los republicanos de pasar una reforma que invalidaría la reforma al sistema de salud previamente pasada e impulsada por Barack Obama. Obviamente, tal intento fue solo significativo e inmediatamente desechado por el Senado, todavía en manos demócratas. Pero mucho menos significativo y mucho más real, son los intentos en varios de los estados nuevamente republicanos tratando de quitarles sueldos y beneficios a trabajadores del estado como maestros, bomberos, policías, secretarias, etc. Estos intentos son encabezados por el nuevo gobernador republicano Scott Walker, un republicano que solo 22 días después de asumir el cargo de gobernador de Wisconsin, tomo la decisión de recortar salarios y quitar prácticamente todos los beneficios a tales trabajadores públicos. Su excusa fue la que siempre usan todos los poderes conservadores cuando quieren quitarle cosas al pueblo: “ya no hay más dinero” y “si no hacemos esto, iremos a la bancarrota”. Tales argumentos son, en mi opinión, totalmente inválidos, ya que miles si no es que millones de dólares en dinero presupuestario son dirigidos a sueldos de altos funcionarios, incentivos y subsidios a grandes compañías y corporaciones, además de enormes deducciones de impuestos a los más apoderados en aquel país (casi siempre los dueños de tales entidades de negocios); y eso es sin mencionar el innecesario gasto público que se da a la supuesta “seguridad” del país, dinero desperdiciado en armamentos e inteligencia que solo promueve la violencia internacional y en muchas ocasiones no sirve para proteger a los ciudadanos de desastres como el huracán Katrina o el mismo ataque terrorista del 11 de Septiembre.

Sin embargo, estos débiles argumentos fueron aceptados por los trabajadores del estado, los cuales, dispuestos a negociar, aceptaron los términos que el gobernador Walker les ponía en la mesa. Siendo sensibles e incluso ingenuos, los sindicatos aceptaron que la mayoría de Estados Norteamericanos estaban en serios problemas financieros que tenían que ser solucionados através de cortes en el presupuesto como este. Pero no satisfecho con lo que había obtenido este gobernador de derecha, este se lanzó a la yugular de las instituciones en defensa de los trabajadores tratando también de quitarles los derechos de negociación que tienen los sindicatos, estableciendo para el futuro no solo la reducción de salarios pero la incapacidad de tales sindicatos de negociar por mejores salarios o mejores beneficios; básicamente quitándoles todo el poder a estas instituciones para evitar futuros problemas (negociaciones) con ellas. Ahí es cuando los sindicatos y los trabajadores despertaron, no solo en Wisconsin pero en todos los estados del país que intentan implementar medidas similares, y comenzaron un movimiento pacífico pero masivo, interesante e importante en la defensa de los derechos del trabajador. Este movimiento popular, aunque tal vez poco popular y seguido en bajos niveles por la prensa fuera de los Estados Unidos, ha sido importante en detener y retrasar el ataque conservador y también ha expuesto a los lideres conservadores (como Scott Walker) como lo que verdaderamente son: borregos de los poderes corporativos y económicos de Wall Street y no verdaderos representantes de la gente.

Esta exposición tuvo su momento cumbre cuando se dio a conocer una llamada telefónica en donde el editor de una publicación electrónica de tinte izquierdista basada en Búfalo, Ian Murphy, pretendió ser el ultraconservador empresario David Koch hablándole al gobernador de Wisconsin y dándole consejos de cómo contener las revueltas de trabajadores. Walker, no solo preocupado y nervioso al hablar con una figura tan importante dentro del mundo conservador, mostró su lado obscuro cuando dijo ya haber pensado en infiltrar el movimiento con incitadores de violencia para hacer ver a los sindicatos como rebeldes y anti-pacíficos en los ojos de los medios de comunicación; pero que se sentía ambivalente al respecto porque no quería que el asunto se fuera a hacer demasiado grande. Entre otras cosas, el gobernador quedó como un absoluto subordinado de los poderes financieros que probablemente le ayudaron a ganar la elección y también como alguien dispuesto a usar todas las tácticas posibles, por sucias y antidemocráticas que sean, para desacreditar el movimiento de trabajadores. No solo por esta llamada telefónica, sino por varias entrevistas que ha dado a los medios, el gobernador Walker también se ha dejado ver como un líder sumamente prepotente que no esta dispuesto a negociar absolutamente nada y que pretende llevar a cabo su gobierno como un absoluto dictador.

Ante tales sucesos, solo nos queda esperar que los asuntos se resuelvan dentro del marco legal y a favor de los trabajadores que si no mejores salarios y beneficios, sí merecen sus básicos derechos a negociar ante el todo poderoso estado. Y también cabe hacerse la pregunta de por qué tales líderes fueron “democráticamente” elegidos por el pueblo, cuando se sabía sus intenciones (una de las excusas del actual gobernador es que esa fue una de sus promesas de campaña) y sus tácticas. Es cierto que el presidente demócrata a cargo de los Estados Unidos ha dejado mucho que desear en su desempeño como alguien de centro-izquierda y en varias ocasiones ha hecho compromisos innecesarios con el partido republicano; sin embargo, ya es hora de que el pueblo Norteamericano se de cuenta que el movimiento conservador no está para defender a los ciudadanos sino esta y siempre estará del lado de los grandes negocios.