miércoles, 16 de marzo de 2011

Disculpe las molestias, trabajando por un futuro más sustentable

Bajo una filosofía y gobierno de izquierda, sustentados en la mejora y ampliación del espacio y transporte público de la Ciudad de México, se ha dado inicio al más grande proyecto de transporte público en superficie de América Latina, el cual trasladará 400 mil personas diarias: el popularmente llamado, Peribús. Con este proyecto gubernamental, y la ayuda de la iniciativa privada, se busca generar un bien público para todos los ciudadanos del Distrito Federal y área conurbana, bajo la idea de que los espacios y medios de transporte públicos son zonas en las cuales todo ciudadano y ciudadana es igual y libre, ya que estos recursos le pertenecen. Más aún, tal proyecto de vialidad y planeación urbana, se sustenta en la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el Valle de México y mejorar la calidad del aire de la ciudad y, por ende, la calidad de vida y la salud de los capitalinos.

Desde el 2006 se planteaba la posibilidad de abrir rutas para un medio de transporte similar al Metrobús en el Periférico de la Ciudad de México. En ese entonces, las rutas planteadas partirían de Toreo a Cuautitlán Izcalli hacia el norte y a Cuemanco hacia el sur, empleando las laterales del Boulevard Manuel Ávila Camacho para remplazar el uso del microbús con un número más reducido de autobuses articulados. De manera paralela se vislumbraba la importancia de conectar por medio de transporte público eficiente otras zonas conurbanas como pudiera ser Ecatepec a Indios Verdes y las zonas de Ixtapaluca y Chalco al sur-oriente del Distrito Federal. Habiendo sido parte de un proyecto necesario en la capital del país y Estado de México, se presenta desde el mes pasado de manera concreta un proyecto distinto, pero quizá más estructurado, que podría liberar significativamente la carga vehicular del Periférico y aportar enormemente en términos de sustentabilidad y movilidad en el Valle de México.

La idea es comenzar el proyecto del Peribús en la zona del Periférico donde ya está construido el segundo piso, de San Jerónimo a San Antonio, y posteriormente poner en funcionamiento, a finales del 2012, cuando las obras del segundo piso hayan terminado, el tramo de Cuatro Caminos a Xochimilco. En teoría, quinientos Peribuses circularán en el carril central de la extrema derecha en la parte baja del Periférico, lo cual nos hace prever que se elevará de manera importante la agilidad de los mismos en comparación a la propuesta anterior de relegarlos a las laterales de la avenida, callejones siempre congestionados. Otra estrategia obvia para agilizar el tránsito de los autobuses, será la implementación de paradas exclusivas cada quinientos metros para reducir los numerosos ascensos y descensos que generalmente se acostumbran en microbuses y peseros y que entorpecen considerablemente los trayectos. El establecer un pago similar al del sistema del Metrobús, será otro factor que acelerará de manera definitiva el funcionamiento del transporte público en la zona. En conjunto, esto hará que los tiempos de traslado de usuarios de transporte público se reduzcan prácticamente en un cincuenta por ciento. En general, con este proyecto, el esquema que dictaba que el Anillo Periférico fue construido y continúa siendo ampliado para el uso exclusivo del automóvil se desmoronará. La realidad es que resulta inaceptable que se haya privilegiado por tanto tiempo e imposible el pensar en la posibilidad de sostener la costumbre de que en 300 mil autos se trasladen 360 mil personas, mientras a los usuarios de transporte público se les destinaba un carril de baja velocidad y usualmente tan ahogado como lo son las laterales del Periférico.

También debe tomarse en cuenta que la idea no es impulsar cualquier tipo de transporte público, sino uno que asegure el uso y consumo eficiente de energía; que brinde seguridad a sus pasajeros y alrededores; que contenga un modelo amplio de interconexión, como se plantea con las líneas 1, 2, 7, 8 y 9 del Metro, así como los corredores 1 y 2 del Metrobús y el Tren Ligero; que cuente con una estrategia cuidadosa y eficaz, como la planteada con semáforos inteligentes (con tiempo y sonido) que a través de un sensor permitan el ágil tránsito de automóviles particulares a menos que un camión este por pasar; que sea confortable; etcétera. Aun con estas medidas, es evidente el enojo o la molestia de varios automovilistas cuyo coraje se eleva al tener que pagar una cuota para trasladarse en el segundo piso del Periférico o una tenencia vehicular que subsidie al mismo transporte público que aparentemente le roba un carril de tránsito. El mismo malestar se causó al inicio de las obras de la línea 1 del Metrobús en Insurgentes. Sin embargo, a la larga, más allá de políticas públicas, necesita a la par surgir un cambio de cultura ciudadana urgente que haga ver que el uso indiscriminado del automóvil no podrá sostenerse por mucho tiempo en esta y varias ciudades más del mundo.

Pero en ocasiones, la cerrazón es tal, que no se vislumbra la segura mejora que también se dará en la velocidad de automóviles particulares que transiten en el Periférico, especialmente cuando se use cada vez menos el automóvil particular y se use más el transporte público por sus múltiples beneficios, tanto personales como públicos. Con las mejoras que se ha dado en algunas rutas como Reforma o Insurgentes, resulta cada vez más difícil el no ver los beneficios del transporte público limpio, eficiente y confortable, como lo son el evitar problemas de estacionamiento, evitar el estrés causado por el tráfico, el aprovechar los tiempos de traslado con actividades como la lectura, el transitar o caminar un par de cuadras y mejorar nuestra salud física, el agilizar nuestros tiempos de traslado, etcétera. Del mismo modo, y aunque también pueda llegar a causar escozor, también debe abrirse las puertas a otras iniciativas que podrían beneficiarnos al ponerse en pie y aliviar las problemáticas de tráfico y contaminación que se viven en la Ciudad de México. Los tan conocidos carpools en Estados Unidos, carriles que pueden ser utilizados únicamente por automóviles que transporten a más de dos o tres personas, es una de las varias acciones que tendrían que al menos comenzar a discutirse y que con su implementación podrían transformar la costumbre individualista del uso del coche.

Proyectos tan cuestionados como el de la Supervía Poniente, y demás autopistas urbanas, no pueden más que enriquecerse si son planteados con proyectos paralelos de transporte público que evitarán que dichas vías se vuelvan obsoletas y el medio ambiente se dañe irreparablemente en un par de años. El Distrito Federal requiere, sin duda y urgentemente, la extensión e instauración de sistemas sustentables de transporte público que propicien una vida más digna y justa en la ciudad y zona metropolitana. No puede negarse que se ha ido avanzando notoriamente en ese aspecto en los últimos años. Pero así como esto debiera ser un derecho a cubrir, los habitantes de la Ciudad de México deben tomar como obligación y responsabilidad el que sus acciones diarias sean congruentes con el objetivo común de un futuro más sustentable. El beneficio sin duda, será para todos.

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