viernes, 23 de julio de 2010

¿Ciudad verde?

No cabe duda que la tecnología, de quererlo, podría ser la más grande aliada de la humanidad y del planeta, el desarrollo sustentable nos da un gran ejemplo de ello. Así surgió en el 2008 la idea de hacer realidad la ciudad verde visionada por el aclamado arquitecto y urbanista Norman Foster, y la locación sería la menos pensada. Por un lado, no puede dejarse de admitir la cualidad visionaria de los Emiratos Árabes Unidos, pero por otro, su interés en la sustentabilidad y ecología nunca ha sobresalido, sino todo lo contrario. Sin embargo, los EAU se dispusieron a convertirse en los líderes en materia de energía sustentable, aun cuando fuera en sólo una de sus ciudades (y el .008 por ciento de su extensión territorial), y muy probablemente para hacerle sombra a la opinión negativa que se había ido formando la comunidad internacional acerca de este país por su despilfarro y falta a los derechos humanos.


En el diseño y la planeación a cargo de Foster + Partners de Masdar, en Abu Dhabi, con una dimensión de seis kilómetros cuadrados, se creó una iniciativa con cuatro principios básicos: sinergia, movilidad, energía y calidad. Dichas primicias se traducen en alta densidad, uso mixto, transporte público (sin uso absoluto de coches particulares), autoabastecimiento de energía limpia (reduciendo a 25 por ciento el uso de energía de una ciudad promedio de su tamaño), producir cero emisiones de carbono, cero desperdicios, uso de materiales ecológicos, autoabastecimiento de alimentos, sistemas sustentables de agua (usando sesenta por ciento menos agua que una ciudad promedio de su tamaño), protección de vida salvaje, integración de cultura local y tradicional, entre otras. Como puede verse, en esta urbe experimental se pretende romper paradigmas y redefinir el diseño, la construcción y el modo de vida a nivel histórico y mundial. Con dicho objetivo, en tal planeación y edificación se han utilizado desde los más tradicionales principios árabes hasta la tecnología más avanzada. En este ambicioso proyecto de entre veinte y treinta billones de dólares, se planea albergar a cincuenta mil personas (más sesenta mil que trabajarán en ella), al menos mil quinientos negocios (especializándose la mayoría en productos eco-friendly) y una universidad especializada en crear energía alternativa y sustentable (con nexos en el Massachussets Institute of Technology), creando así una urbe densa y compacta que consuma poca energía y al mismo tiempo provea a sus habitantes de una buena calidad de vida, llevando el concepto de la ciudad europea modelo a otro nivel.


Por supuesto que lo que se pretende, en el afán de diversificar su industria más allá de la rama petrolera, es el comercializar y hacer rentable las energías renovables y la tecnología verde; convertirse en un “eco-sistema emprendedor”. Pero de lograrse, más allá de como un simple aparador llamativo, el resultado podría tener grandes alcances en el despliegue de dichas innovaciones a nivel mundial (siempre y cuando le llegue al poder adquisitivo de las masas), convirtiéndose en la Meca de la sustentabilidad, aun cuando el panorama inhóspito de Abú Dhabi no sea el lugar ideal para vivir sustentablemente (actualmente Abú Dhabi emite 34 toneladas de CO2 per cápita cuando el promedio global es de 4.3). Por tanto, y para hacer este sueño realidad, se ha tenido que invertir enormemente en términos de educación e investigación.

Desarrollando e implementando tecnologías eficientes y sustentables, se encuentran compañías como General Electric, convirtiendo, junto con científicos, arquitectos e ingenieros, los aspectos más brutales del lugar, como el sol, en los más valiosos, con el objetivo de construir y dar energía a la ciudad con una planta solar de sesenta megawatts, más módulos fotovoltaicos dando un total de 130 MW sin necesidad de contaminantes como el petróleo o el gas. En Masdar también se tendrá la más grande planta de hidrógeno del mundo, se usa energía geotérmica y “granjas de viento” (responsables de la producción de veinte MW de energía). Otra innovación importante en Masdar es el transporte, los vehículos están prohibidos (qué opinarían en occidente las compañías petroleras). La ciudad esta planeada con el objetivo de poner al peatón primero, y en inmediato lugar al transporte público. Pero no cualquier tipo de transporte público, sino uno guiado por sensores magnéticos, energía solar e hidrógeno. Más aparte, se monitoreará el uso de energía de la ciudad para evitar que sobrepase el ideal diario. Tales implementaciones lograrán que la calidad del aire en Masdar sea la mejor del mundo, brindando salud y bienestar a sus habitantes.

En Masdar también se ha decidido seguir varios patrones de la antigua ciudad árabe, compacta por naturaleza, al contrario del modelo holgado y burgués-suburbano de Dubai que se ha hecho posible gracias al aire acondicionado y al gran apetito por el petróleo, sin mucha consideración hacia tecnologías y diseños sustentables. Cuestiones tan simples como tener calles estrechas para que los edificios se puedan dar sombra mutuamente; fachadas con perforaciones que den sombra y al mismo tiempo permitan el paso de la corriente; torres o captadores de viento utilizadas desde hace siglos, de tradición persa para proveer de ventilación natural; entre otras consideraciones de diseño, son implementadas a lo largo de la ciudad con el objetivo de utilizar electricidad solamente cuando es absolutamente necesario, como para desalinizar el agua del mar, misma que será reciclada tantas veces como sea posible con tratamientos de aguas grises.

El reto más grande es bastante obvio, qué tanto puede contribuir para el bienestar global la implementación de tecnología verde en seis kilómetros cuadrados de la superficie terrestre. Masdar puede convertirse en otra ciudad atractiva para visitar e impresionarse, pero sus avances no serán verdaderamente fructíferos si no pueden llegar a implementarse alrededor del mundo, incluyendo los países en vías de desarrollo con bajos recursos. El verdadero éxito residirá en la invención de una infraestructura de transporte público verde y rentable; una estrategia eficiente al reciclar y transformar los desperdicios en energía o darles otros usos; el desarrollo de energías como la eólica, solar e hidráulica para que sean más eficientes y rentables; etc. El mundo entero tendrá entonces que apoyarse en dicha tecnología práctica y conveniente, combinada con regulaciones estatales para implementarla. De no ser así, los EAU habrán creado una ciudad lujosa y aislada del mundo donde sólo exista lugar para los extraordinariamente acaudalados, y una innovadora variedad de energías sustentables pero increíblemente costosas para vender una vez que el petróleo se haya terminado.

martes, 13 de julio de 2010

Rescate, reconstrucción y replanteamiento

Entre la noche del 31 de junio y la mañana del primero de este mes, el huracán Álex azotó violentamente el noreste del país, dejando daños terribles en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En los días que le siguieron, las perdidas humanas y materiales aumentaron, trayendo con ello la interrupción de servicios básicos, daños estructurales, enfermedades y la inocultable ineficiencia de nuestras autoridades. La corrupción y catástrofe política tampoco tardó en llegar y evidenciar nuestro retraso en materia de planeación, urbanismo, sustentabilidad y política pública entre tantos otros rubros.


Si bien es cierto que con Álex se recibió en 48 horas, en la zona noreste de la república, casi la misma cantidad de milímetros cúbicos de agua que en la capital se recibe anualmente por causa de lluvias, no puede negarse que existieron varios factores de índole urbano-político que agravaron inmensamente los daños que el ciclón ya de por si causaría. La prioridad número ha sido el rescate y auxilio a la población afectada, para lo cual el pueblo mexicano, más que sus gobernantes, siempre se muestra rápidamente solidario. Sin embargo, hay sólo cierta cantidad de ayuda que se puede brindar cuando no se cuenta ni siquiera con el mínimo de medidas preventivas que un gobierno responsable debería de tener para este tipo de situaciones.
El más visible caso de desidia y negligencia pre-catástrofe se presentó al darse permisos de construcción en zonas de alto riesgo como en el caso del asentamiento del lecho del Río Santa Catarina en Monterrey, Nuevo León. La Comisión Nacional del Agua, consintió que dicho río, que atraviesa de oriente a poniente pasando por el corazón de la ciudad, se convirtiera en un negocio de particulares. Contra norma se establecieran mercados, hicieron construcciones, canchas, e incluso un campo de golf, que previnieron y obstruyeron el paso del agua, acelerando el afluente e incrementando su nivel destructivo. En tales arreglos participaron autoridades de nivel municipal, estatal y federal. Del mismo modo, 14 millones de mexicanos viven en zonas inundables.

Pero la omisión y corrupción tuvieron muchas otras caras. La ausencia de medidas preventivas y de contingencia en nuestro país son penosas, llámese políticas de almacenamiento de presas, sistemas de drenaje, captación de agua pluvial, tratamiento de aguas residuales, desazolve de causes, construcción de bordos, etc. Ni siquiera se utilizó todo el presupuesto asignado para obras de protección contra inundaciones, cuando lo ideal sería el usarlo mucho antes de la temporada de huracanes. El resultado de dicha actitud administrativa es que cada temporada de lluvias hay inundaciones y la realidad hoy son más de veinte muertos, 500 mil personas sin hogar, más de un millón sin servicios y 87 municipios en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en estado de emergencia. Y lo mejor que nuestros políticos pueden hacer es echarse la culpa mutuamente, como es el caso del reclamo del gobernador Eugenio Hernández Flores a CNA por no informarle acerca de la crecida del Río Bravo y la saturación de las presas El Cuchillo y Cerro Prieto, ambas en peligro de desbordamiento sin existir una estrategia que dicte su nivel ideal por “dificultades políticas”. Estos conflictos de gestión del agua entre autoridades y sector privado se caracterizan por un manejo perturbador, sin transparencia, y supeditado a intereses individuales y no a las necesidades del país.

En dicho tema las discusiones debieran ser muchísimo más vanguardistas. En términos de sustentabilidad, por ejemplo, estamos muy atrasados y nos sigue costando mucho trabajo el crearnos una conciencia ecológica en asuntos que agravan enormemente el impacto de catástrofes naturales como Álex; temas tan elementales como la deforestación o un poco más complejos pero igual de fundamentales como podría ser la captación de líquidos y su descarga en zonas agrícolas, evitando daños al campo y frenando la edificación de zonas habitacionales en dichos lugares. Otro tema importantísimo que se ignora enormemente es el de los aspectos negativos de las presas y que tan urgente es que comencemos a replantear una forma mucho más sustentable de producir energía con tal de reducir considerablemente el uso de las mismas, ya que en términos de control de inundaciones en nuestro país no han probado ser tan efectivas. Las presas erosionan el suelo reteniendo sedimentación de los ríos; irrumpen enormemente a las especies y a los ecosistemas en donde se establecen; crean entornos de enfermedad por el flujo casi nulo que poseen; alteran la temperatura del agua produciendo gases de efecto invernadero y un cambio climático inmediato; y desplazan gente, entre muchas otras cosas.

Pero qué se puede esperar si en momentos como éste se argumenta que no hay dinero para reparar suministros; reposicionar y reinstalar tuberías; abastecer de agua potable a las localidades afectadas; ayudar a las familias que perdieron sus viviendas; reparar miles de escuelas dañadas; ni reconstruir completamente las vialidades como los más de cien puentes dañados solamente en Nuevo León, la mitad de las carreteras de Tamaulipas que se encuentran severamente dañadas, o las carreteras Monterrey-Nuevo Laredo donde se mueve 35 por ciento del comercio binacional. Consecuentemente, la mayoría de las zonas afectadas permanecen incomunicadas, aislando a la gente de asistencia médica y alimentos. Las poblaciones más vulnerables como los municipios aislados y regiones metropolitanas pobres como la del norponiente de Monterrey son, como siempre, las más afectadas.

Empieza a debatirse que tantos recursos nacionales deben usarse, y cualquiera que sea el veredicto, lo central es que se usen con transparencia y que los resultados sean visibles. En este momento comienzan los trabajos de limpieza para poder pensar en una reconstrucción. Debe innovarse y tenerse iniciativas suficientes para estar preparados para las ocurrencias naturales que seguirán ocurriendo. En este momento es esencial ajustar presupuestos para la emergencia que se nos presenta y tener en cuenta que en lugar de gastos como los de publicidad gubernamental y campañas electorales costosísimas, los mexicanos necesitamos poder disponer del dinero que es nuestro y forzar a las autoridades que se emplee de la manera mas transparente y eficaz.

P.D. Tristemente siempre hay quien se aprovecha de la circunstancia, en tiendas oxxo y seven se ha reportado que los garrafones de agua se venden casi al doble de su precio habitual.

lunes, 12 de julio de 2010

Un pasado olvidado es un futuro perdido

“Ser libre no sólo significa el quitarse de encima cadenas, sino vivir respetando y propiciando la libertad de los demás.”Nelson Mandela

A mediados de junio, sin llegar a primera plana ni a los noticieros transmitidos en hora pico y enormemente opacada por el Mundial, surgió una muestra de solidaridad extraordinaria por parte de un sector del maravilloso y cálido pueblo sudafricano. El Congreso de Sindicatos de Sudáfrica, reuniendo a más de dos mil personas, se movilizó para manifestar su repudio en contra de un gobierno que calificaron como fascista dedicado a atacar a los trabajadores y sindicatos de nuestro país, haciendo hincapié en la represión y brutalidad con la que han sido tratados los mineros mexicanos (una historia bastante familiar para ellos). Los sindicatos sudafricanos han sido una fuerza social extraordinariamente fuerte y caracterizada por luchar y combatir regímenes atroces como el del apartheid. Se valora enormemente que un pueblo tan lejano, con problemas aun tan grandes y una historia tan dolorosa tenga la capacidad de voltear a su alrededor y tomarse el tiempo de luchar por una justicia universal, talvez sea tiempo de que los mexicanos hagamos lo mismo y volteemos a nuestra “tercera raíz”, o primera, considerando que toda la humanidad proviene de África.

El título de este artículo es un slogan usado por el Apartheid Museum localizado en Johannesburgo: “A history forgotten is a future lost.” Lo usa con el afán de no olvidar a los grandes héroes y sus logros. Tristemente, ellos si se olvidan, pero a más de quince años del fin del apartheid, la herida sigue increíblemente fresca, quizá no se ha hecho todo lo necesario para sanarla. Pese a los esfuerzos por presentarle a la comunidad internacional una increíble y mágica unidad durante el Mundial, con el propósito de abrirse al mundo e inspirados por un personaje como Madiba (Nelson Mandela), la problemática racial que se vive en Sudáfrica es profunda y compleja.

Como fruto del colonialismo y el nacionalismo Afrikáner, el apartheid nació formalmente en 1948 con la segregación racial tanto de facto como legalmente; se pedía documentación para implementar esta división racial en prácticamente todo lugar, inclusive se dislocó a comunidades enteras para crear entidades en donde sólo vivieran blancos. Como respuesta, a finales de los cincuentas empezaron las protestas, la creación de organizaciones y la supresión violenta de las mismas. En los sesentas, el racismo se intensificó pero con ello también la conciencia, el orgullo y la emancipación psicológica de la comunidad negra, aun cuando la oposición era frecuentemente torturada hasta la muerte. Las protestas de 1976, principalmente en Soweto, marcaron el fin de la sumisión del pueblo negro, aun con la dolorosa muerte de cientos de estudiantes. Con especial fuerza, se continuaron manifestando los estudiantes en los ochentas y la resistencia en contra del apartheid creció tanto dentro como fuera de Sudáfrica y en familias tanto negras como blancas. En 1990 se liberó a Mandela después de 27 años de estar en prisión pero la violencia y lucha política continuó hasta las elecciones de 1994 en donde los votantes estuvieron parados por horas en filas de hasta más de un kilómetro; los negros votaron por primera vez en África y Mandela ganó con el 63 por ciento de los votos. El colonialismo había terminado sin necesidad de una guerra civil o intervencionismo extranjero.

A partir de entonces, los intentos de reconciliación han sido muchos y la constitución de 1996 se basa en garantías de igualdad más extensas que en cualquier otro país; los otros seis pilares de esta constitución son democracia, reconciliación, diversidad, responsabilidad, respeto y libertad. Sosteniendo estas creencias se encuentra la fuerza de una de las figuras más respetadas y queridas de nuestros tiempos; aquel que en una sola persona encierra cualidades como la valentía, la compasión, la integridad y la esperanza; alguien que vivió innumerables injusticias y ha luchado por sus ideales y la conciliación toda su vida hasta convertirse en el primer presidente sudafricano electo democráticamente. No obstante, y aun siendo una gran inspiración para la mayoría de los habitantes de Sudáfrica y del mundo, y con un pueblo increíblemente calido y noble, tristemente la reconciliación entre los sudafricanos de distintas razas esta lejana a concretarse. Probablemente Mandela, junto a personajes como Gandhi, sea una persona con una capacidad de perdón inmensa. Sin embargo, la generalidad de la humanidad no es así, no es tan fácil perdonar años de subyugación e injusticia.

Al inicio del mandato de Mandela, se creo un comité de Verdad y Reconciliación en el cual se dio amnistía a todos los participantes y los que sostenían los más altos rangos en el régimen del apartheid. Sin promover una justicia de ojo por ojo o pena de muerte, las leyes que los seres humanos hemos creado y los derechos humanos dictarían que muchos de estos individuos tendrían que permanecer en la cárcel por años si no es que por vidas enteras. Sin embargo, tras una disculpa pública, estas personas son parte de la élite sudafricana que conforma el cinco por ciento de la población y tiene 88 por ciento de la riqueza del país. Sin renunciar a nada son personas que no se percatan de la pobreza, el hambre y las enfermedades que inundan su país gracias a las políticas que implementaron en el pasado y se sorprenden de encontrarse en un entorno de delincuencia. Del mismo modo, lejos del entorno urbano, la gran mayoría de las tierras sudafricanas pertenecen a granjeros blancos y extraordinariamente ricos.

Esta realidad se fortifica con el sistema que gobierna nuestro mundo actual, el del libre mercado que contrario a su significado literal, e inteligentemente, se ha comenzado a llamar en Sudáfrica el apartheid económico. En éste, el gobierno tuvo que negociar con instituciones financieras y compañías como las mineras desde 1994 para evitar el desplome de la economía pero con ello perpetuando el aumento de la desigualdad entre los sudafricanos. Y como en otros cuentos del capitalismo, los ricos se hacen más ricos, mientras proyectos de vivienda se desmoronan por no ser atractivos para los bancos que los pueden financiar; al mismo tiempo los privilegiados riegan sus campos de golf y llenan sus albercas mientras la mayoría de la población camina kilómetros en busca de agua que muchas veces ni siquiera es potable.

Las divisiones que fueron creadas e incrustadas durante casi un siglo en este país junto con las separaciones raciales-urbanas han probado no ser nada fáciles de borrar, al igual que el resentimiento, paradójicamente proveniente en gran parte de la comunidad blanca. La agrupación de comunidades armadas de origen caucásico ha proliferado a partir de 1994 bajo el argumento de no sentirse protegidos desde el fin del apartheid. El 75 por ciento de los sudafricanos blancos afirma que les molestaría que sus hijos decidieran tener un matrimonio interracial, a comparación del 27 por ciento de los sudafricanos negros. La gente blanca en situación de pobreza culpa a las políticas de los gobiernos post-apartheid por su situación económica. Al mismo tiempo, la segregación urbana sigue siendo clara, con la población negra concentrándose en los centros de la ciudad y la blanca en los suburbios de ciudades como Johannesburgo o Pretoria. En ciudades históricamente multirraciales como Ciudad del Cabo, prevalece la dominante población blanca establecida desde tiempos del apartheid por su atractiva y hermosa locación entre el mar y las montañas, relegando así a otros grupos raciales a municipalidades pobres lejos del centro de Capetown.

Sumándose a los problemas del pasado se va perdiendo la esperanza con gobiernos actuales que permiten la corrupción como el de Jabo Zuma (un reconocido polígamo), y que no ofrecen claras soluciones a los problemas que más afectan a esta nación como es el SIDA o la pobreza. También se incrementa la xenofobia contra inmigrantes de países vecinos como Zimbawe y Mozambique o en contra de los refugiados etíopes, bajo el argumento de que roban empleos sudafricanos e incrementan los índices de violencia. Olvidando el horror que se vivió, se perpetúa.

Queda el ejemplo de ciudades como Soweto en donde la pobreza era profunda y dolorosa pero gradualmente empieza a desaparecer. Las similitudes entre Sudáfrica y México son muchas: la disparidad económica, nuestro legado colonialista y pese a todo la actitud de alegría que tienen ambos pueblos hacia la vida. Sólo puede esperarse que el humanismo y la valentía que el pueblo sudafricano tuvo para liberarse del apartheid legal, los libere nuevamente del apartheid económico y social que inunda no sólo su país, sino demasiados rincones de nuestro planeta.

martes, 6 de julio de 2010

Respeto y libertad

Qué sucede cuando una región del mundo aspira a convertirse en la más cosmopolita y moderna sin poder repensar o replantear sus usos y costumbres. No se trata de dejar su historia y tradiciones atrás, lo cual probablemente ya hicieron al, por ejemplo, olvidar y reemplazar en gran parte su arquitectura única y auténtica para reproducir una arquitectura internacional (tan extraordinaria como es) que aislada impide reconocer si uno se encuentra en el Medio Oriente o en un centro financiero de Estados Unidos o cualquier otra metrópoli del mundo. Se ha preferido y decidido reproducir y romper record al tener los edificios más extensos y lujosos del mundo o un Starbucks Coffee en cada esquina al estilo norteamericano sin invertir en un museo o centro histórico que capture la maravillosa esencia y el pasado del lugar. La acertada visión y resultados positivos de ésta en términos económicos del Emirato Árabe que es Dubai, es debatible y parte de una discusión distinta al igual que contrarestada por sus enormes deudas y su sistema político monárquico. Sin embargo, lo que ya no hace sentido en el siglo XXI, a pesar del respeto que se le deba tener a la religión del Islam, es la discriminación y el rechazo que aun se presenta en contra de la mujer en esta aclamada utopía global.


No puede decirse que el género femenino es el único agredido en esta ciudad. Como podría esperarse en cualquier ciudad cosmopolita, la composición demográfica de Dubai es bastante diversa, lo cual la beneficia en términos de enriquecimiento cultural, gastronómico, artesanal, etc., aun cuando algunos locales sientan que amenaza su identidad. Pero al ser la ciudad que más requiere mano de obra barata en el mundo, su población extranjera alcanza prácticamente el 85 por ciento y con ello, los derechos humanos se quebrantan en toda oportunidad posible. Los trabajadores, aun habiendo nacido en los Emiratos Árabes Unidos, no se consideran ciudadanos a menos que sus padres lo sean, por tanto, nunca podrán obtener la ciudadanía. Mas aparte, se les obliga a entregar su pasaporte para trabajar, con lo cual les resulta prácticamente imposible salir del país, forzándolos a vivir en condiciones calificadas por Human Rights Watch, como prácticamente inhumanas. Esto, entendiblemente, ha resultado en tensiones desde el 2006 con protestas hechas por los trabajadores a causa de los bajísimos salarios y las indignantes condiciones laborales. Nadie como nosotros los mexicanos para entender la importancia de los derechos de los migrantes y el papel que juegan en la construcción y desarrollo del país en que trabajan por lo cual merecen reconocimiento y un trato digno como seres humanos.

Del mismo modo, aunque muy seguramente en condiciones aun más degradantes y en una posición de género indebidamente más vulnerable, el negocio de la prostitución, en teoría ilegal en los Emiratos, es una red bien organizada e inclusive tolerada por las autoridades. Las mujeres que más comúnmente trabajan en este negocio son extranjeras que provienen de África y Europa del Este. Tal doble moral es dolorosa, como lo es también en nuestro país. Sin embargo, posiblemente más extremista e intolerante. La etiqueta en términos de vestimenta, dicta que las mujeres Emirati vistan con una abaya, manta negra que cubre prácticamente todo su cuerpo y en ocasiones sólo deja al descubierto sus ojos. Me gustaría pensar que la mayoría de las mujeres siguen estas reglas por una profunda religiosidad y convicción personal, lo cual sería, desde mi muy particular punto de vista, completamente respetable e incluso admirable en un clima de 48 grados centígrados. La versión de que este atuendo es ideal para el calor extremo me resulta inconcebible. Esa lógica la puedo creer aplicada en el kandura, vestimenta blanca, usada solamente por los hombres. Sin embargo, me resulta difícil aceptar (llámenme intolerante) que una mujer, turista o no, que decida usar un atuendo distinto pueda ser condenada e incluso hasta arrestada por eso.

Otra práctica común es la de separar los lugares públicos por género. A las mezquitas, por ejemplo, las mujeres entran por una puerta trasera que las conduce a un cuarto de rezo separado y más pequeño. Lo mismo sucede en lugares como gimnasios y hasta en la bolsa de valores (donde mujeres adineradas intentan compartir la pasión de sus maridos). De igual manera, mientras los niños y hombres pueden meterse a la playa en un día caluroso, las mujeres deben quedarse atrás cubiertas por sus abayas negros. No sé honestamente que tan saludable sea tal comportamiento, o basado en el respeto religioso más que en el prejuicio social. Así mismo, las mujeres son gravemente apartadas del ámbito laboral, y de recibir reconocimiento por sus capacidades. Desde hace mucho tiempo, por ejemplo, las escritoras árabes firman frecuentemente con un nombre masculino para poder vociferar lo que sienten y piensan sin peligro. Del mismo modo, una arquitecta, local o internacional, no podría sobresalir en una ciudad donde la arquitectura crece día con día.

Tal falta de tolerancia, pluralidad y albedrío, talvez se puede entender mejor al revisar la política de los EAU, más que Al Corán. Las primeras elecciones en este país, se realizaron en el 2006, en donde sólo se les permitió votar a 6,595 de las 300,000 personas mayores de 18 años que viven en este país, y sólo 1,163 eran mujeres. Igualmente, una pequeñísima elite es la que goza de los servicios de salud, educación y vivienda que el gobierno tanto se ufana en proveer. En cuanto a medios de comunicación se refiere, que en México bien sabemos lo centrales que son en el desarrollo saludable de un país, la censura es una práctica común y regular. Temas como la homosexualidad o la teoría de la evolución son consideradas tabú y medios como el Internet son altamente regulados por el gobierno cuando considera que trata temas que causan conflicto con los valores del país.

Esta reflexión no pretende condenar una cultura que me parece fascinante, ni a un grupo de personas como los musulmanes que han sufrido inmensamente. Tampoco intento reprobar el desarrollo acelerado de Dubai que ha traído fascinantes construcciones e inmejorables sistemas de transporte, aun cuando si pueda estar en desacuerdo con su falta de sustentabilidad y moderación. Reconozco y admiro la historia, cultura, comida, arquitectura y demás aspectos, no sólo de los EAU, sino del Medio Oriente en general. Y si bien puede ser cierto que Dubai es uno de los países menos conservadores del Medio Oriente, con un diverso número de culturas y religiones; que las mujeres han ido tomando un mayor rol en la sociedad; y que no es más que el derecho y la responsabilidad de los habitantes de este lugar el decidir la forma en que quieren regir su vida y ver regido su país, como parte de la comunidad internacional me gustaría brindar el más grande y sincero apoyo a las mujeres y seres humanos en general que decidan vivir en un entorno de respeto y libertad.