viernes, 23 de julio de 2010

¿Ciudad verde?

No cabe duda que la tecnología, de quererlo, podría ser la más grande aliada de la humanidad y del planeta, el desarrollo sustentable nos da un gran ejemplo de ello. Así surgió en el 2008 la idea de hacer realidad la ciudad verde visionada por el aclamado arquitecto y urbanista Norman Foster, y la locación sería la menos pensada. Por un lado, no puede dejarse de admitir la cualidad visionaria de los Emiratos Árabes Unidos, pero por otro, su interés en la sustentabilidad y ecología nunca ha sobresalido, sino todo lo contrario. Sin embargo, los EAU se dispusieron a convertirse en los líderes en materia de energía sustentable, aun cuando fuera en sólo una de sus ciudades (y el .008 por ciento de su extensión territorial), y muy probablemente para hacerle sombra a la opinión negativa que se había ido formando la comunidad internacional acerca de este país por su despilfarro y falta a los derechos humanos.


En el diseño y la planeación a cargo de Foster + Partners de Masdar, en Abu Dhabi, con una dimensión de seis kilómetros cuadrados, se creó una iniciativa con cuatro principios básicos: sinergia, movilidad, energía y calidad. Dichas primicias se traducen en alta densidad, uso mixto, transporte público (sin uso absoluto de coches particulares), autoabastecimiento de energía limpia (reduciendo a 25 por ciento el uso de energía de una ciudad promedio de su tamaño), producir cero emisiones de carbono, cero desperdicios, uso de materiales ecológicos, autoabastecimiento de alimentos, sistemas sustentables de agua (usando sesenta por ciento menos agua que una ciudad promedio de su tamaño), protección de vida salvaje, integración de cultura local y tradicional, entre otras. Como puede verse, en esta urbe experimental se pretende romper paradigmas y redefinir el diseño, la construcción y el modo de vida a nivel histórico y mundial. Con dicho objetivo, en tal planeación y edificación se han utilizado desde los más tradicionales principios árabes hasta la tecnología más avanzada. En este ambicioso proyecto de entre veinte y treinta billones de dólares, se planea albergar a cincuenta mil personas (más sesenta mil que trabajarán en ella), al menos mil quinientos negocios (especializándose la mayoría en productos eco-friendly) y una universidad especializada en crear energía alternativa y sustentable (con nexos en el Massachussets Institute of Technology), creando así una urbe densa y compacta que consuma poca energía y al mismo tiempo provea a sus habitantes de una buena calidad de vida, llevando el concepto de la ciudad europea modelo a otro nivel.


Por supuesto que lo que se pretende, en el afán de diversificar su industria más allá de la rama petrolera, es el comercializar y hacer rentable las energías renovables y la tecnología verde; convertirse en un “eco-sistema emprendedor”. Pero de lograrse, más allá de como un simple aparador llamativo, el resultado podría tener grandes alcances en el despliegue de dichas innovaciones a nivel mundial (siempre y cuando le llegue al poder adquisitivo de las masas), convirtiéndose en la Meca de la sustentabilidad, aun cuando el panorama inhóspito de Abú Dhabi no sea el lugar ideal para vivir sustentablemente (actualmente Abú Dhabi emite 34 toneladas de CO2 per cápita cuando el promedio global es de 4.3). Por tanto, y para hacer este sueño realidad, se ha tenido que invertir enormemente en términos de educación e investigación.

Desarrollando e implementando tecnologías eficientes y sustentables, se encuentran compañías como General Electric, convirtiendo, junto con científicos, arquitectos e ingenieros, los aspectos más brutales del lugar, como el sol, en los más valiosos, con el objetivo de construir y dar energía a la ciudad con una planta solar de sesenta megawatts, más módulos fotovoltaicos dando un total de 130 MW sin necesidad de contaminantes como el petróleo o el gas. En Masdar también se tendrá la más grande planta de hidrógeno del mundo, se usa energía geotérmica y “granjas de viento” (responsables de la producción de veinte MW de energía). Otra innovación importante en Masdar es el transporte, los vehículos están prohibidos (qué opinarían en occidente las compañías petroleras). La ciudad esta planeada con el objetivo de poner al peatón primero, y en inmediato lugar al transporte público. Pero no cualquier tipo de transporte público, sino uno guiado por sensores magnéticos, energía solar e hidrógeno. Más aparte, se monitoreará el uso de energía de la ciudad para evitar que sobrepase el ideal diario. Tales implementaciones lograrán que la calidad del aire en Masdar sea la mejor del mundo, brindando salud y bienestar a sus habitantes.

En Masdar también se ha decidido seguir varios patrones de la antigua ciudad árabe, compacta por naturaleza, al contrario del modelo holgado y burgués-suburbano de Dubai que se ha hecho posible gracias al aire acondicionado y al gran apetito por el petróleo, sin mucha consideración hacia tecnologías y diseños sustentables. Cuestiones tan simples como tener calles estrechas para que los edificios se puedan dar sombra mutuamente; fachadas con perforaciones que den sombra y al mismo tiempo permitan el paso de la corriente; torres o captadores de viento utilizadas desde hace siglos, de tradición persa para proveer de ventilación natural; entre otras consideraciones de diseño, son implementadas a lo largo de la ciudad con el objetivo de utilizar electricidad solamente cuando es absolutamente necesario, como para desalinizar el agua del mar, misma que será reciclada tantas veces como sea posible con tratamientos de aguas grises.

El reto más grande es bastante obvio, qué tanto puede contribuir para el bienestar global la implementación de tecnología verde en seis kilómetros cuadrados de la superficie terrestre. Masdar puede convertirse en otra ciudad atractiva para visitar e impresionarse, pero sus avances no serán verdaderamente fructíferos si no pueden llegar a implementarse alrededor del mundo, incluyendo los países en vías de desarrollo con bajos recursos. El verdadero éxito residirá en la invención de una infraestructura de transporte público verde y rentable; una estrategia eficiente al reciclar y transformar los desperdicios en energía o darles otros usos; el desarrollo de energías como la eólica, solar e hidráulica para que sean más eficientes y rentables; etc. El mundo entero tendrá entonces que apoyarse en dicha tecnología práctica y conveniente, combinada con regulaciones estatales para implementarla. De no ser así, los EAU habrán creado una ciudad lujosa y aislada del mundo donde sólo exista lugar para los extraordinariamente acaudalados, y una innovadora variedad de energías sustentables pero increíblemente costosas para vender una vez que el petróleo se haya terminado.

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