lunes, 28 de febrero de 2011

Competencia en Latinoamérica…

A finales del año pasado el Economist Intelligence Unit, financiado por Siemens, realizó el proyecto de investigación: Latin American Green City Index (Código de sustentabilidad de América Latina), para evaluar la actuación en temas ambientales de las diecisiete principales ciudades de Latinoamérica. Los países participantes fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú. Como podríamos prever, Brasil se muestra líder en términos de política pública y resultados sustentables y eficientes, con Curitiba como ejemplo aparte, ciudad claramente líder en el tema a nivel mundial, aun superando al denominado primer mundo. Parte de esto se entiende porque en Brasil la sustentabilidad no es un esfuerzo, sino una norma. Sin embargo, para no hacernos demasiado haraquiri mental con la frecuente y bochornosa situación que resulta de compararnos con Brasil, hagamos en esta ocasión un análisis interno de las cuatro ciudades participantes de nuestro país: Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla.

En términos generales, el peor resultado de estas cuatro ciudades, y en general de las diecisiete, fue el de Guadalajara, al encontrársele con una pobre actuación en términos de niveles de CO2, sistemas de transporte, administración de energía, suministro de agua, saneamiento y política ambiental. Siendo la segunda ciudad con más población del país, con casi cuatro millones y medio de habitantes, incluyendo zona metropolitana, su crecimiento económico en las últimas décadas es incuestionable, sin embargo, esto ha contribuido a la exacerbación de problemáticas ambientales sin atender. La poca cultura de ahorro del agua (con más de 650 litros consumidos por persona al día y 35% perdido en fugas) y el escaso monitoreo gubernamental en cuestiones de sustentabilidad (i.e. falta de estándares para tratar el agua o prevenir contaminación del agua por parte de la industria local) son algunos de los muchos ámbitos en los cuales urge una mejora. Otra actuación pobre es la que se tiene en términos de transporte público donde se ha proporcionado históricamente poco presupuesto e insuficiente planeación para abastecer las necesidades de una ciudad de su tamaño, tal es el ejemplo del sistema de macrobús que decidió no extenderse como se había prometido. Esto ha contribuido, junto con los recortes presupuestales brindados a los propietarios de vehículos privados, a que se reduzca el uso de transporte público y se dispare el uso del automóvil, incrementando así los problemas de tráfico y contaminación en la entidad. Guadalajara no se muestra por encima del promedio en ninguno de los ámbitos evaluados, sin embargo, los puntos en los que mejor se sitúa es en el manejo de residuos, aun cuando sus sistemas de reciclaje son insuficientes, y en el número de espacios verdes en la ciudad.

Las otras tres ciudades mexicanas muestran fortalezas y debilidades en distintos rubros, sin embargo, y aunque podrá parecernos difícil de creer, la Ciudad de México se sitúa por encima de cualquier otra ciudad mexicana en esfuerzos realizados para alcanzar un sistema sustentable. Esto es aún más impresionante si se piensa que nuestra capital y sus alrededores inmediatos contienen un quinto del total de la población mexicana y producen un tercio del Producto Interno Bruto del país, lo cual nos demuestra que la política ambiental no está peleada con la economía, ya que el Distrito Federal se muestra muy fuerte en este respecto, generalmente con amplia participación ciudadana. Las fortalezas de la ciudad son las siguientes: bajos niveles de consumo de energía, sobre todo en comparación con su producción económica; eficiencia en el consumo de energía y monitoreo de emisiones; políticas y certificaciones para construcciones sustentables; y la red de transporte más extensa de las ciudades estudiadas. Sin encontrarse por debajo del promedio, la actuación del D.F. es menos notable en los siguientes rubros: cantidad de basura generada por la ciudad; falta de monitoreo en términos de separación de basura; pérdidas importantes de agua por fugas; y a pesar de las significativas mejoras en los últimos años, la calidad del aire en esta ciudad capital es obviamente uno de los temas más graves en cuestión de sustentabilidad y calidad de vida.

Con características fuertes de crecimiento económico y una población total de cuatro millones, contando zona metropolitana, Monterrey muestra un desempeño promedio en cuestión de sustentabilidad en los últimos años. Sus fortalezas residen en la cantidad de espacios verdes en la ciudad, manejo y cantidad de producción de residuos, programas de reciclaje, acceso a agua potable, cuidado del agua y prevención de fugas en su sistema de agua. Sin embargo, su uso de energía y emisiones de CO2 son bastante elevadas, claro que esto es en parte por su clima extremo y el uso consecuente de reguladores climáticos. Por otro lado, su política pública se ha mostrado débil al tratarse de implementar estrategias que reduzcan la congestión vial y promuevan el transporte público, lo cual se refleja en una calidad de aire muy deteriorada para el tamaño de la ciudad, que en esencia, sin área conurbana es de poco más de un millón de habitantes. La otra ciudad mexicana con actuación gris es Puebla. Su fortaleza se limita a su baja producción y adecuado manejo de residuos, así como al impulso que se le da al reciclaje. Pero en general, su consumo de energía; generación de CO2; baja densidad; menesteroso sistema de transporte público; y la sobreexplotación acuífera que provocará severos problemas de abasto de agua en un par de años, la sitúan con un desempeño que muestra mucho espacio para mejorar

Es importante, aunque nos duela y moleste, o aun cuando algunos prefieran solo mirar nuestros aciertos y los defectos de otros, mirar hacia los ejemplos de las otras trece ciudades evaluadas y sus aciertos muy notables por encima de los nuestros, no sólo en Brasil sino en otros países como Ecuador y Chile. En general, una de las fallas del país en su conjunto, en comparación con otros de Latinoamérica, es el bajo uso de energías alternativas, definitivamente un rubro que se tiene que explorar y trabajar, ya que está considerablemente abajo del promedio (quince por ciento de energía reciclable contra sesenta y cinco). Y así como a muchos les molesta reconocer los aciertos brasileños por considerarlos de izquierda, debe aceptarse que desde 1997, cuando la izquierda y la democracia se instauró finalmente en la Ciudad de México, los cambios de una ciudad relativamente ingobernable e insalvable han sido significativos, incluyendo en el tema de la sustentabilidad. El estudio en mención corrobora este hecho y reconoce los esfuerzos que se han hecho para mejorar la calidad del aire en la ciudad, entre otras cosas, aun cuando sea largo el camino a recorrer para aliviar de manera profunda este y muchos otros problemas.

No hay comentarios: