lunes, 21 de febrero de 2011

Urbanización a la alza

La tendencia a la urbanización y el crecimiento de ciudades, particularmente en países en vías de desarrollo como el nuestro, es inminente y conlleva implicaciones importantes en el futuro de nuestras sociedades. Por tanto, los caminos que tomen los urbanistas, desarrolladores, gobernantes y ciudadanos en los próximos años y décadas serán cruciales para lograr una vida y entorno sustentable. Para crear urbes sustentables se necesita forzosamente, aun cuando no lo creamos necesario todavía para ciudades relativamente pequeñas como Zacatecas, el compactarnos para reducir nuestras emisiones, usar de manera eficiente nuestros recursos y promover el desarrollo integral de nuestro estado.

Aun cuando las mega-ciudades del mundo, como la Ciudad de México, reciben más atención por continuar creciendo con periferias suburbanas enormes, la expansión, en términos de área, será en los próximos años mucho mayor en ciudades relativamente más pequeñas (de cien mil a ocho millones de habitantes). Con su área conurbana, Zacatecas se encuentra en este rango cercano a los trescientos mil habitantes, igual que Fresnillo con más de doscientos mil. En términos de población, el crecimiento en las últimas décadas no ha sido exagerado, y como en el resto del estado, particularmente en los últimos años, la población ha crecido a una velocidad menor que la nacional, en parte por el gran número de emigrantes zacatecanos. Por lo contrario, también es Zacatecas un estado con un alto grado de dispersión de la población aun cuando la población urbana rebasó a la rural desde los noventas. Pero aún en las ciudades tendemos a usar más tierra de la necesaria e ideal y a tomar por ello comportamientos no sustentables con lo cual comenzamos a ver problemáticas, como la del tráfico, invadir a la ciudad.

Hoy en día, nuestras ciudades están creciendo al doble o triple en términos territoriales en referencia al crecimiento de su población; Zacatecas ha sido un ejemplo de esto desde hace varios años sin que esto signifique mayor desarrollo y sí menor sustentabilidad, y aunque no lo parezca todavía, a este ritmo terminaremos cubriendo el globo terráqueo sin sentido ni estrategia en unas cuantas décadas. En términos generales, nos hemos acostumbrado a huir de altas densidades para vivir espaciosamente aunque esto requiera tiempos de transporte más largos para realizar nuestras actividades diarias. Por tanto, se han creado varios desarrollos residenciales por mucho tiempo alejados de centros laborales, comerciales, culturales y educativos. Mucha gente decidió ocuparlos por comodidad o por limitaciones económicas pero así fue. Desde entonces se continúa poblando las afueras de Zacatecas y de un Guadalupe poco revitalizado y económicamente inactivo para vivir y laborar en él.

Del mismo modo y creyendo que aliviaría el tráfico del centro histórico se comenzó un proyecto costosísimo para formular una ciudad satélite a donde se enviara el entero aparato burocrático de gobierno y algunas instancias más. Esto ha bloqueado de manera significativa un boulevard estrecho y único que aparte hasta el momento carece de un sistema de transporte adecuado a las necesidades que se presentan. Pero quién se iba a atrever a promover el uso del centro histórico y su revitalización con actividades más allá de la turística, cerrando sus calles al automóvil y abriéndolas al peatón. ¿Pero cómo, nuestros burócratas caminando? Es de suponerse que el uso de bicicletas sería aún más impensable, pero qué no nos gustaba parecernos a los europeos. Sarcasmo aparte, es desafortunado observar lo alejada que está nuestra sociedad de un estilo de vida saludable para el ser humano y el planeta. Sin la promoción del uso del transporte público y con la dependencia que tenemos en el automóvil no solo apoyamos las congestiones viales, sino también disminuimos nuestra calidad de aire, degradamos al medio ambiente, afeamos nuestras ciudades y hasta promovemos la falta de actividad y por ende la obesidad.

Por tanto, el modelo de compactarnos suena atractivo y previene futuras problemáticas; evita el uso excesivo del automóvil, disminuye emisiones de carbono, facilita y economiza la institución de un transporte público eficiente, agiliza procesos laborales y comerciales, etcétera. En la instancia de que sea necesario expandirnos geográficamente, al menos debemos hacerlo inteligentemente. No podemos seguir sustentando desarrollos sin áreas verdes o sin un sistema integral de transporte público. Debe planificarse la urbanización alrededor de avenidas existentes y previendo que el tamaño de nuevos caminos sea suficiente para demandas futuras. Los desarrolladores privados y sus intereses personales y monetarios no pueden seguir trazando el plan de nuestras ciudades. Los caminos o banquetas peatonales, así como caminos para bicicletas deben empezar a ser parte esencial de nuestros trazos urbanos. Nuestros suburbios o periferias deben incluir los servicios y la diversidad suficiente de usos (laboral, comercial, residencial, etcétera) a distintas horas y con distintos estratos sociales para convertirlos en sitios idóneos para vivir.

En un escenario donde en cuarenta años las poblaciones urbanas se duplicarán, particularmente en el tercer mundo, resulta pragmático y económico, si la cuestión sustentable no nos es suficiente, optar por ocupar menos espacio. Iniciativas y regulaciones gubernamentales y acción ciudadana es lo único que se necesita para lograr este objetivo y por ende una vida más saludable en nuestras ciudades y planeta. No hay tiempo que perder.

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