lunes, 29 de noviembre de 2010

Hacía un país fantasma

La creación de ‘pueblos fantasmas’ en nuestro país no es nueva; lamentablemente, desde hace muchos años han habido circunstancias que provocan dichos comportamientos que erosionan y lastiman profundamente a nuestras ciudades y a sus sociedades. En las últimas décadas se fueron quedando desiertas diversas municipalidades y localidades de nuestro país o permaneciendo pobladas solamente por ancianos, mujeres y niños en la espera de una promesa que la mayoría de las veces no se cumpliría y familiares que jamás regresarían. La continua falta de oportunidades ha expulsado a nuestros conciudadanos por lustros y ahora, aunada a ella, es la violencia extrema y lacerante la que ha vuelto inhabitables varios puntos de nuestra república mexicana.

De este modo, principalmente en la frontera norte de nuestro país, poblados de estados como Baja California Norte, Chihuahua, Coahuila, Sonora y Tamaulipas se han quedado desolados. El caso quizá más evidente y conocido es el de Ciudad Mier, Tamaulipas, pero del mismo modo Camargo, Guerrero, Miguel Alemán y Díaz Ordaz, en el mismo estado, presentan éxodos de centenares de familias que teniendo que dejar atrás su patrimonio y vida, han tenido que huir para convertirse en refugiados de guerra. Poblados pequeños han dejado completamente de existir y quizá por eso llaman más la atención, sin embargo, ciudades como Juárez o Tijuana han venido presentando los mismos síntomas que afectan a todos los sectores y clases sociales, así como a la inversión privada y desarrollo del país.

Cómo soportar durante meses narco-impuestos y el secuestro de calles y hogares. Cómo dormir bajo el ruido de fuego y balaceras. Cómo coexistir después del abandono de un gobierno local que huye antes de enfrentar sus responsabilidades, o tras la ceguera de un gobierno federal que emprendió una guerra que victimiza a todos los mexicanos mucho más de lo que los protege. Cómo sobrevivir en medio de una guerra entre cárteles ahora dueños de gran parte del país. Cómo no pensar en los muertos, levantados y desaparecidos. Cómo acostumbrarse a padecer maltrato e impunidad. Cómo vivir sin derechos humanos; cómo entre el miedo, la incertidumbre y la zozobra. Cómo, después de haberlo perdido todo. Cómo no dolerse tras el desplazamiento de conciudadanos. Cómo soportar y escuchar las palabras ‘Vamos ganando’.

Por qué no acaba de comprenderse que la violencia no se combate con más violencia; por qué no se lucha contra el analfabetismo, el desempleo, el hambre, la miseria… La expansión del fenómeno que presenciamos de ‘ciudades fantasmas’ es uno de los muchos resultados que han surgido a causa de la llamada ‘guerra contra el narcotráfico’, la cual se ha financiado con una cantidad enorme de recursos mientras se mira con apatía la gran falta de cobertura por parte del gobierno mexicano en asuntos como lo son educación, salud, vivienda, economía, cultura y deporte, entre tantos otros. No puede más que reconocerse que esta gran y alarmante falta de desarrollo en temas centrales para cualquier nación, está resultando en que la única opción viable para gran parte de los mexicanos se convierta en laborar en actividades ilícitas, lo cual genera un enorme quebranto en nuestra estructura social y por tanto una ola de violencia imparable e inconmensurable.

Dicha violencia, al llegar al punto de orillar a un número importante de mexicanos a abandonar sus hogares, posesiones y sentidos de pertenencia para intentar aferrarse a sus vidas, debe frenarse. No puede entenderse que no se analice el detrimento a futuro de dichos acontecimientos en términos sociales al agravar la falta de desarrollo y crecimiento económico ya de por sí deficiente gracias a la mínima capacidad adquisitiva que tiene el grueso de la población mexicana. Después de tantos años, cómo puede no reconocerse el trauma que representan estos éxodos que desaparecen de un día para otro ciudades enteras, o al menos las quebrantan de manera importante y muchas veces irreparable. Creo que es sencillo imaginar cómo dañará al país que estos patrones ocurran cada vez con más frecuencia.

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