martes, 7 de diciembre de 2010

Casa Centla

“Desalojarán a 15 mil por crecida”, “Alertan por lluvias intensas en zonas afectadas de Tabasco”, “Lluvias y desfogues agravan emergencia”, “Horas críticas por desfogue de presas”… Leemos los mismos encabezados cada año sin que nuestros gobiernos locales y federal hagan nada por resolver y prevenir dichas situaciones; su escasa voluntad e inmensa burocracia han sumido en estado de emergencia a millones de mexicanos a lo largo y ancho del país por décadas. Lo más frustrante, es cuando profesionistas independientes e incluso empresas privadas, muestran más interés y apoyo en proyectos sustentables que tienen el potencial de aliviar dichas situaciones, que el estado mexicano, quien debiera ser el responsable de dicho desarrollo.

Tal es el caso del proyecto Casa Centla, solución de vivienda para zonas con alto riesgo de inundación, diseñado por el Arquitecto Alejandro Rivadeneyra y ganador del Premio Nacional de Vivienda 2008 y del Premio Obras Cemex. El primer galardón fue entregado con gran pompa y circunstancia, como es de costumbre, por el Gobierno Federal y, también como de costumbre, dos años de inundaciones después, de las veintiséis moradas que se prometió construir en el municipio tabasqueño, no se ha otorgado presupuesto ni a nivel local ni federal para siquiera comenzar este proyecto micro urbano, ni con un proyecto regalado y sustentable, ni por más impulso que el prestigiado arquitecto ha intentado darle. Únicamente, gracias a la ayuda de voluntarios foráneos y nativos, y escaso apoyo del estado de Yucatán, en el Municipio de Tzucacab, se logró construir una de estas viviendas.

Antes CEMEX, empresa reconocidamente avariciosa, se comprometió con Rivadeneyra a financiar la construcción de diez hogares prototipo, una bicoca quizá, pero por algo se empieza. A tal propuesta, Rivadeneyra pidió se financiara sólo el cemento de los proyectos para poder edificar muchísimas viviendas más y en espera de que el gobierno multiplicara dicha oferta en Centla y varios sitios más del país. Sin embargo, como es de esperarse, esto no ha ocurrido y por tanto tendrá que dependerse de la buena voluntad y el arduo trabajo de los habitantes de dicha localidad para poder hacer este proyecto realidad.

La tarea se torna menos ardua gracias al esquema eficiente y económico de Rivadeneyra Arquitectos, así como su diseño basado en tipologías y sistemas constructivos tradicionales y locales. Esta iniciativa, lanzada desde el 2007 por Habitat for Humanity, tomó como base para su diseño aspectos como clima, características de suelo, sistemas constructivos de viviendas existentes, cultura local, costumbres, etc., para lograr una vivienda óptima, sustentable y confortable. Se plantean en su construcción tecnologías simples como es la filtración de aguas grises para reutilizar hasta un setenta por ciento del agua que ingresa al filtro en riego por ejemplo, ventilación natural, letrinas secas y ecológicas para utilizar desechos como abono orgánico de manera limpia y eficaz, y almacenamiento de agua, entre otras.

Como puede percibirse, se pensó en todos los puntos necesarios para aprovechar al máximo los recursos naturales e incrementar el nivel de vida de las personas que podrían habitar estos hogares. Con la difusión de dicho proyecto tendría que crearse también una conciencia de la importancia y atención que debiera dársele a tales iniciativas tanto en la comunidad arquitectónica como en el público en general. No puede soportarse que estos proyectos se queden en el aire y en el alardeo momentáneo de autoridades gubernamentales por pretender apoyar dichas iniciativas. Mientras tanto, tendrá que confiarse en que las mentes brillantes y creativas podrán innovar y el trabajo arduo de los mexicanos podrá edificar cincuenta casas con el presupuesto de diez para lograr una entidad digna que pueda desenvolverse saludable y despreocupadamente sin tener que abandonar sus hogares y mendigar asilo en ciudades que no tienen ya cabida para ellos.

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