lunes, 11 de octubre de 2010

¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!

Del 6 al 9 de este mes se realizó en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el encuentro internacional de H.I.J.O.S, organización que se proclama contra la desaparición forzada de personas. H.I.J.O.S. pretende mantener viva la memoria colectiva e histórica para evitar que el genocidio y terrorismo de estado, impulsado por la doctrina de seguridad de Estados Unidos, se siga repitiendo en América Latina como desde hace varias décadas. En este evento se reunieron miles de personas con un pasado común, el de haber perdido a algún familiar, hijo o padre, muerto por el afán de encontrar justicia en sus países. Por tanto, H.I.J.O.S., junto con otras organizaciones como el Comité Eureka, también exigen juicios y castigos legales para todo aquel responsable de genocidio y de haber participado en regímenes dictatoriales y represivos en América Latina, bajo la exhortación de que si en los tribunales no se encuentra justicia, su movimiento civil y la sociedad civil que los apoye, se convertirá en ese tribunal. Admirando la labor de dichas organizaciones, uno no puede más que aceptar, que aunque no hayamos sufrido directamente las mismas agresiones, todos somos hijos de una misma historia, y como la organización lo dice, “los desaparecidos nos faltan a todos”, por haber sido personas llenas de valentía y determinación para cambiar el mundo en el que vivimos.

H.I.J.O.S surgió en Argentina en 1995, formado por hijos de personas desaparecidas en la dictadura militar de los setentas y ochentas en ese país, extendiéndose posteriormente al resto de Latinoamérica y el mundo por haberse sufrido situaciones similares en dichos países. En cuanto a México se refiere, la organización evidencia que el gobierno presente, no se diferencia de los represores y genocidas del pasado en nuestro país (los presidentes, secretarios de gobernación y de defensa y procuradores desde la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz).

Por tanto, las acciones de H.I.J.O.S son constantes, y conllevan actividades, quizá simbólicas, pero enérgicas y de protesta continua. Este grupo, mayoritariamente formado por jóvenes, ha instituido la práctica de, por ejemplo, renombrar calles bautizadas con nombres de genocidas (i.e. Luis Echeverría), con nombres de desaparecidos, recobrando así, su vida, su rostro… y con ello, nuestra historia. Otra acción interesante, es la del escrache, la cual evidencia la impunidad de la justicia mexicana y la repudia. En concreto, se genera una manifestación de condena social en contra de criminales no enjuiciados y de aquellas instituciones que han implementado políticas de desaparición forzada. Lastimosamente a falta de justicia, se ha escrachado en México a personajes como Plascencia Villanueva, presidente de la CNDH, por no demostrar genuino compromiso ni interés hacia el cumplimiento de los derechos humanos en nuestro país; al gobierno de Oaxaca por su represión paramilitar característica; al genocida Luis Echeverría Álvarez y a la justicia mexicana al haberlo protegido una vez más; al Instituto Nacional de Migración, por su política de deportación, expulsión y tortura, etc.

Junto con diversos comités y organizaciones, H.I.J.O.S., brinda esperanza al futuro mexicano y latinoamericano. Nos demuestra un dolorosísimo pasado, pero a su vez, enseña que la actual generación de jóvenes no será perdida, aun con la falta de concientización necesaria en nuestra sociedad. Al plantearnos su ideología de inclusión y justicia, ayudan a promover la reflexión y movilización necesaria para salvar y empoderar a las masas en nuestro país. Nos recuerdan, y sobre todo a nuestras autoridades, que hay, y siempre habrá, alguien observando, y con ello, demandando justicia social.

H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)

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