lunes, 7 de diciembre de 2009

Centenarios, ¿Qué celebramos?

Éste fue el título de un ciclo de mesas de reflexión efectuado en la ciudad de México al cual asistieron escritores, historiadores, artistas, políticos, etc., para discutir dicho tema desde distintos puntos de vista; cultural, histórico, artístico, político…en este evento estuvieron presentes personalidades como Juan Villoro, José Maria Pérez Gay, Rafael Tovar y de Teresa, Flavio González Mello, Javier Corral, Alejandro Encinas, Manuel Bartlett, entre otros. Las opiniones de los panelistas fueron diversas e incluso opuestas en ocasiones, algunas en un tono poético o melodramático, otras en tono científico y absoluto. Pero en general, el público incluido, subrayaba el mal estado en el que se encuentra nuestro país en prácticamente todos los rubros: educación, salud, cultura, ciencia y tecnología, etc., y por tanto, la pregunta en retrospectiva de nuestra historia cercana se convierte en ¿Qué celebramos?, ya que algunos eventos recientes nos hacen sentirnos desesperanzados.

En la primera mesa de diálogo, el escritor Juan Villoro se aventó un discurso tragicómico espectacular, en el cual describía con tono talvez un poco burlón, la forma en la cual celebramos los mexicanos nuestras festividades: cohetes, espanta suegras, palabras altisonantes, borracheras de miedo, etc. Esto lo hacemos los de abajo, consecuentados a veces, y fomentados otras tantas, por aquellos personajes de las cúpulas que se regodean al ver a un pueblo en completa ignorancia del pasado y del presente. Como ejemplo tenemos el proyecto del Bicentenario del gobierno federal y algunos estatales que promueven un gasto excesivo e inútil como bien lo relata en un escrito para la Jornada nuestro compañero Paco Ignacio Taibo II: “el listado de sandeces parece interminable…sorteo Revolucionario de la Lotería Nacional…la siembra simbólica del árbol de un millón…” (www.jornada.unam.mx/2009/09/06/index.php?section=opinion&article=008a1pol, 06 de Septiembre del 2009). Estos proyectos, alejados del más mínimo interés histórico y social sólo pretenden la entretención de las masas, por lo cual me gustaría hacer un breve paréntesis acerca de uno de los temas de importancia nacional que han sido discutidos en este y otros foros a los que he asistido: los medios de comunicación.

Este asunto fue tratado ya que algunos intelectuales consideran que es uno de los asuntos centrales que afectan a la nación, sino el que más. En estos paneles, Javier Corral y Manuel Bartlett (aun con su turbio pasado), fueron los dos más enérgicos voceros denunciando cómo el duopolio televisivo y el oligopolio de la radio causan una problemática para la democracia del país. Como ejemplo basta mencionar la influencia que tuvieron los medios de comunicación en las elecciones recientes. Estos hechos denotan la falta de pluralidad y la distribución inequitativa del poder. A su vez prácticamente dictan la forma de pensar del grueso de los mexicanos conforme a sus intereses y los de sus aliados y nos dejan sin voz al resto del país.

Pasando a otros de los temas por los cuales nos sentimos muchos sin ganas de celebrar en el país, me gustaría parafrasear a Flavio González Mello cuando dijo algo así como: Parece que el señor Calderón en realidad quiere que suceda un nuevo levantamiento o revolución. Lo dijo por las últimas propuestas y decisiones del ejecutivo, i.e. su propuesta de impuesto general al consumo del 2%, la extensión de LyFC, etc. Revisando estos dos últimos hechos en particular, aunque se han cometido muchas otras atrocidades, muchos mexicanos nos damos cuenta, una vez más, de los atentados efectuados contra la propiedad pública. Un amigo hace poco me definió el capitalismo como un sistema que privatiza las ganancias y hace públicas las crisis, y estoy totalmente de acuerdo, especialmente en regimenes como el nuestro, basados en la desigualdad, la ilegalidad, la inmoralidad y la injusticia. ¿Cómo pretender, que una familia humilde que gasta hasta 90% de su ingreso en alimento pague más impuestos mientras empresarios que se ahogan en dinero se les sigue y seguirá permitiendo el eludir y evadir legalmente al fisco aparte de otorgarles gruesos créditos fiscales que suelen no saldarse? El mismo amigo que les mencionaba, trabaja para el Poder Judicial de la Federación, y describió su trabajo de la siguiente manera: con el dinero que paga el pueblo mexicano, siendo abogado, me dedico a defender a los empresarios que evaden al fisco. ¡Que contradicción! Igualmente, con el problema de LyFC se nos dice que este organismo ya no era rentable sin reconocer los adeudos (o falta de cobro) a consumidores corporativos y el empeño del grupo en el gobierno de entregar LyFC a manos privadas. Tampoco se reconoce que existen sindicatos más problemáticos (como el de la maestra Gordillo) a los cuales no se les toca ni con el pétalo de una rosa por estar más apegados a los usos y costumbres de nuestro triste gobierno. Aun así, nos podría esperanzar la lucha y perseverancia del SME y el pueblo mexicano que lo apoya y que talvez hace unos años habría sido derrotado en segundos. El enojo es evidente y la sociedad civil esta despertando.

Por tanto, la posibilidad o necesidad de una tercera revolución fue discutida en estas mesas a consecuencia del nivel de fascismo que se percibe en nuestro actual gobierno. Un gobierno que no tiene que decir y se apega a héroes que no conoce ni venera; un gobierno que utiliza el debilitamiento cultural y educativo como forma de control. Y es por esto que no podemos celebrar pero si conmemoramos, recordamos y aprendemos de estas dos fechas, Independencia y Revolución, como dos eventos trascendentales y significativos de nuestra historia, en los cuales ideales se transformaron en acciones aun cuando no hayan resultado en un triunfo total. Talvez las revoluciones nunca triunfan completamente ni son homogéneas en sus intereses y peticiones. Consisten, generalmente, de varios grupos unidos por su lucha en contra de un común denominador.

1 comentario:

anbram dijo...

ALEJANDRA REYEZ RUIZ, TE FELICITO POR TU BLOG SEGUIREMOS MUY ATENTOS A TUS PUBLICACIONES, UN ABRAZO JINN