sábado, 6 de agosto de 2011

Agentes de cambio

La organización global Changemakers, o Agentes de cambio, es una que promueve competencias a nivel mundial para identificar y conectar a los ‘innovadores sociales’, por así llamarlos, con los implementadores del cambio, llámense gobiernos, empresarios, profesionistas, etcétera. Podría decirse que esta organización apoya a los emprendedores sociales de este mundo. De este modo, se acaban de anunciar tres ganadores en una competición que se tituló “Vivienda urbana sustentable: Colaborando para lograr ciudades vivibles e inclusivas”. Esta competencia se puso en marcha anticipando la próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar en Colombia el próximo abril, reunión en la cual varios Jefes de Estado debaten y se comprometen a llevar a cabo acciones para enfrentar algunos de los desafíos con los que nos enfrentamos hoy en día. Como alguien interesada en temas de urbanismo, fue emocionante tan sólo el leer las entradas y la lluvia de ideas que de ellas provenían, así como observar, que si no estuvimos entre los ganadores, México sí tuvo participación y dos entradas de proyectos llegaron a ser parte de los once finalistas (de casi cien proyectos).

Uno de los tres ganadores proviene de Búfalo, NY, en donde el veinte por ciento de sus edificios o viviendas están vacíos o desocupados; las cuentas de gas y electricidad se encuentran entre las más altas del país; más del cincuenta por ciento de los hombres afroamericanos están desempleados; y donde por consiguiente se propone que la esperanza se sustente en una nueva economía verde. El proyecto se llama ‘Zona de desarrollo verde’, y la organización que lo promueve se ha dedicado a revitalizar diversos barrios o colonias al oeste de Búfalo. Se dice entonces, que en este proyecto, no se promueve la sustentabilidad como un modo de vida sino como un modo de supervivencia. Se asegura que no hay mejor manera de prosperar que crear empleos verdes y que transformen el lugar en donde vive una comunidad. Construcción sustentable, rehabilitación, aislar o insular viviendas, hacer uso de tecnologías sustentables como la solar y geotérmica, producción de alimentos a nivel local, transformación de terrenos baldíos en espacios verdes… así es como se plantea proveer de oportunidades económicas, acceso a servicios y alimentación y en general educación y cambio social. No cabe duda, que ante tales iniciativas, instituciones bancarias y públicas no pueden hacer oídos sordos ni dejar de colaborar en el desarrollo de sus ciudades y países.

En Buenos Aires, Argentina, una ciudad de catorce millones de habitantes y fuertes contrastes, casi medio millón de personas pagan renta para asentarse en viviendas informales o abandonadas. Se pagan hasta cinco mil dólares americanos en el mercado negro para construir o comprar cuartos de lámina para que lo habiten familias de seis o más en el afán de tener una especie de refugio. Cualquier lluvia lo inunda todo; el viento se lleva los techos que tienen que ser remplazados por bolsas de plástico; aun cerca de abundantes ríos, el agua es un recurso escaso y casi inexistente para miles de familias, ya no digamos agua caliente, gas o luz; las condiciones de vida son insalubres, precarias e inseguras. Paradójicamente, la capital argentina también está plagada de edificios inhabitables o inhabitados, provocando que incluso distintas familias tengan que compartir una pseudo-vivienda para dormir, cocinar, en fin, sobrevivir. Por tanto, Hábitat para la Humanidad Argentina, ha proyectado el ‘reciclar’ viviendas urbanas para que puedan ser rentadas por miles de familias en necesidad de una vida digna. Con revitalizaciones sustentables y sensibles a las necesidades sociales de la gente, se pretende proveer de oportunidades para que la población marginada deje de serlo.

El tercer ganador en mención, proveniente de Sao Paolo, Brasil, describe a las ciudades como organismos vivientes con grandes sistemas digestivos que muchas veces son ineficientes al acumular basura o no proveer de la vivienda necesaria para sus habitantes. De esta interesante analogía, surgió y se desarrolló un innovador sistema que transforma los desechos en materiales de construcción con el afán de ayudar a sanar los ‘problemas digestivos’ de la ciudad. Esta tecnología patentada combina desechos con resinas orgánicas para producir materiales de construcción renovables para edificar viviendas no sólo sustentables, sino también económicas para una porción de la sociedad que necesita de ellas. Pero su labor no ha parado en la producción de materiales, sino que los Curadores da Terra, han desarrollado tres leyes de ‘Cero Desechos’, para así pavimentar el camino a la reproducción de sus iniciativas a nivel nacional.

Los anteriores son ganadores al haber presentado los tres proyectos más completos e íntegros en la creación y diseño de vivienda urbana sustentable. Sin embargo, son muchos más los ganadores al haber puesto en la mesa propuestas, ideas y diálogos que deben forzar a los líderes de América y el mundo a convertirse en propulsores de cambio, innovación y sustentabilidad, tanto social como ambiental. En general, al revisar los proyectos nos damos cuenta que las estrategias planteadas son cuidadosamente aplicadas a las condiciones y necesidades de una región en particular, pero que, sin embargo, existen verdades universales que podrían replicarse en otros rincones del mundo. Qué fue entonces lo que se propuso para nuestras ciudades y país.

En México, uno de los proyectos finalistas se enfocaba en la ciudad de Aguascalientes, misma que ya presenta problemáticas de expansión urbana mal planteada, transporte, congestión vehicular, etcétera. Frente a este escenario, el enfoque es un proyecto de vivienda de interés social que promueve el uso mixto del suelo (residencial, comercial, laboral, etcétera), una urbanización peatonal, fomento al uso de transporte sustentable (como la bicicleta), alta densidad, suficiente espacio público, y transporte público eficiente y conectado al resto de la ciudad. Se afirma, que desde el año pasado, se han puesto en marcha varias de estas recomendaciones en la capital hidrocálida, lo cual sería un gran ejemplo en un país cuya vivienda social es frecuentemente relegada a las afueras de la ciudad, alejada de servicios y carente de vitalidad, conforte y oportunidades para sus residentes.

En Tabasco también se presentó una iniciativa que hasta el momento ha auxiliado a alrededor de cincuenta familias a construir sus casas. La organización Ecoblock International ha asistido en la construcción de viviendas sustentables prestando una maquinaria que elabora de manera inmediata ladrillos de tierra compactada o Eco-blocks, cien por ciento ecológicos. Se apoya de esta manera el trabajo de diversas comunidades con maquinaria y voluntarios para que mediante el diseño participativo se logre un sistema constructivo ecológico. Al final del día, varias familias se quedan con un patrimonio sustentable. Si tan sólo se recibiera el apoyo necesario del gobierno, sería inimaginable el alcance que tendrían estas acciones que ahora se limitan a unos cuantos cientos de personas.

Pero las buenas ideas nos inundan también más allá de nuestras fronteras. En India, uno de los proyectos finalistas se centra en los barrios bajos o slums de diversas ciudades de este país, en donde se pidió al gobierno e instituciones privadas invertir en servicios básicos para las comunidades más marginadas. El resultado ha sido que las poblaciones que antes utilizaban gran parte de su tiempo y esfuerzo en recolectar agua para sobrevivir, ahora se ha convertido en posibilidad de trabajo e ingreso o educación para miles de hindús en los últimos años. Otro proyecto finalista en India se centró también en la problemática de los barrios bajos o arrabales, lo cual no es de extrañar ya que es en donde viven alrededor de un billón de personas a nivel mundial. A estos lugares de informalidad, pobreza, hambre y enfermedad, se les puede ver también como comunidades de gran intercambio y solidaridad social e incluso económica. Por consiguiente, en el afán de acercarnos a ciudades socialmente inclusivas, se ha propuesto proveer a estas comunidades, que generalmente son excluidas del sistema financiero, de micro-préstamos y financiamiento para que puedan acceder a una vivienda legal, segura y digna. Paralelamente, se les da asesoría de diseño, ingeniería, costo y materiales para mejorar las condiciones en las que viven.

Continuando con ideas esperanzadoras, en Kenia se propone trabajar en la creación de una red de espacios públicos productivos que sean sustentables ambiental, social y económicamente. Terrenos que habían sido por años basureros, se convierten, con el trabajo y la colaboración de la gente, en jardines, salones educativos, espacios de juego o esparcimiento, etcétera. Casi al otro lado del mundo, en Haití, después del terremoto que devastó al país el año pasado, organizaciones nacionales e internacionales comenzaron a inspeccionar el daño estructural de cientos de edificaciones, con lo cual se observaron los mismos errores constructivos una y otra vez. Por consiguiente, se ha estado entrenando a miles de trabajadores para construir edificaciones resistentes a futuros terremotos.

Debe reconocerse, que en la mayoría de los casos, es la sociedad u organizaciones civiles los que brindan iniciativas y soluciones a las problemáticas que nos aquejan hoy en día. El hecho es inaceptable, ya que deberían ser los gobiernos de cada país, los que dieran solución y alivio a nuestros malestares, o mínimamente, un mayor apoyo a las ideas que, ahora nos damos cuenta, no faltan en el planeta. Sin embargo, es bueno darse cuenta, aunque pueda parecernos imperceptible cuando nos encontramos rodeados de malas noticias, injusticia, inequidad y desesperanza, que el cambio se está dando en varios y diversos rincones de nuestro dolido planeta.

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