sábado, 6 de agosto de 2011

Se cae el porvenir

En el mundo hay revuelos ya que sobran motivos para su existencia. Solamente en África, alrededor de doce millones de personas se están viendo afectadas por la sequía y la hambruna. Esto crea una crisis alimentaria y humanitaria que nos concierne a todos y no es exclusiva de un solo continente o país. Esta realidad lleva años existiendo, y lo que es peor, lleva décadas incrementándose la gravedad de la inequidad e injustica alrededor del mundo. Al ver la situación del Cuerno de África, todo lo demás podrá parecernos poca cosa, pero afortunadamente ya muchos no lo ven así. Yo argumentaría que la situación en nuestro país no se queda para nada atrás, y en algunas cuestiones puede que sea incluso peor. Por consecuencia, nos encontramos en las noticias con el rompimiento del diálogo entre el Movimiento por la Paz de Javier Sicilia y el Legislativo, por haber el segundo incumplido su palabra al excluir las voces y propuestas del contingente en el dictamen de la Ley de Seguridad Nacional. El desenlace y el fruto que provenga de este gran esfuerzo ciudadano, ya desde hace tiempo es poco esperanzador, ya que desde un principio supimos que los poderes fácticos de nuestro país no tienen la más mínima intención de reconocer ni tomar en cuenta los intereses de su país y sus conciudadanos.

Porqué será entonces que en países cuya situación es claramente mejor a la nuestra, estamos observando más conmoción. En parte podrá ser, desafortunadamente, porque en países como Chile y España estamos viendo una represión irracional e injustificada. Pero cuáles son las demandas. Las mismas del resto de la población mundial, como lo vimos hace algunos meses en Egipto: mayor acceso a la educación pública y de calidad, mejores y suficientes oportunidades de empleo, mayor aporte estatal, que se deje de lucrar con el sector público… una salida a la pobreza y hundimiento que parece nos alcanzará práctica y eventualmente a todos. Será justo que se encarcele y agreda a manifestantes que piden tan elementales y lógicas demandas, o que en el mejor de los casos, aquí y en todos lados, los gobernantes responden fría y mediocremente, como si no tuvieran responsabilidad o deber alguno. Y qué sucede cuando nos inconformamos, los ciudadanos del mundo, con tal respuesta: gases lacrimógenos, chorros de agua a presión, detenciones, heridos… Qué se pretende, ¿invisibilizar el enojo, la injusticia, el hartazgo?

Me preguntó cuál será la opinión de un personaje como Sicilia de la situación que ocurre con los chilenos, en su mayoría jóvenes y estudiantes que enfrentan una represión brutal. A todas luces observamos un movimiento más radical que el que se ha conformado en nuestro país, pero esto no es justificante para tal respuesta del estado. En nuestro caso podríamos pensar que nuestro estado es entonces menos represivo, pero esto no es del todo cierto, su indiferencia también es dolorosa. Más aparte, la represión podrá no ocurrir en las manifestaciones que han podido pasar desapercibidas por nuestras autoridades al no prestarles atención, o quizá porque en número no somos tantos. Pero qué decir de la represión y violaciones militares en varios estados de nuestro país. A qué nos ha llevado un movimiento que condena incluso el uso de malas palabras o insultos a una figura presidencial que da material de sobra para despreciar e infamar. Es extremadamente admirable la actitud de una persona que puede resistir y anteponerse al dolor de perder a un ser querido y aun así no sucumbir a la confrontación. Sin embargo, estos personajes surgen en nuestro mundo como la excepción a la regla, la mayoría de los seres humanos necesitamos un desahogo más enérgico al ver que se derrumba nuestro futuro y se nos despoja de un porvenir llevadero. No cabe duda que como escribió Silvio Rodriguez: “La era está pariendo un corazón, no puede más se muere de dolor. Y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir… Debo dejar la casa y el sillón, la madre vive hasta que muere el sol, y hay que quemar el cielo si es preciso por vivir, por cualquier hombre del mundo…”

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